Almas en pena, espíritus, niñas o niños que rondan hospitales, cementerios, pasillos de escuelas, orfanatos y más. ¿Cuántos mitos no hemos escuchado alrededor de seres inexistentes —quizá— que se pasean lamentándose en las noches en espacios con poca gente o que, unos más traviesos, asustan a quienes tienen la poca fortuna de cruzarse con ellos? Sin embargo, estamos seguros que el caso de la “Mujer perro” en la UNAM, no lo habías escuchado antes.
Desde 1968 se habla de ella, sin embargo, son pocos los que tienen una respuesta clara sobre sus apariciones. Escenarios como las facultades de Ciencias, Medicina y Filosofía y Letras, son los que más le atraen, de acuerdo a todo lo recopilado últimamente en redes sociales, en donde de a poco también ha ido tomando popularidad.
La “Mujer perro” de la UNAM, dicen, da miedo, sí, pero genera más compasión, un sentimiento inexplicable para este tipo de ánimas que tienen a aparecer cuando menos te lo esperas.

¿Quién o qué es la “mujer perro” de la UNAM?
Así como en su momento existió La llorona, la “Mujer perro” de la UNAM también se ha convertido a lo largo de los años en un mito, una leyenda universitaria. Quienes hablan de ella y refieren que la han visto, la describen como una figura femenina, delgada, de piel morena y que camina, sí, pero utilizando sus cuatro extremidades. Muchos más aseguran que sería un nahual, este animal simbólico relacionado con el mal.
Ella viste de color morado, tiene el cabello largo y una voz que apenas y se le entiende. El sentimiento de compasión lo experimentan aquellos que han revelado haberse encontrado en algún momento con ella, pues el mito explica que cuida a aquellos que están en peligro. Su notoriedad regresó luego de haber sido mencionada en el podcast Extra Anormal, en donde se reveló que pasea por los pasillos de la UNAM desde 1968.

¿Un espíritu de la masacre estudiantil?
Al contrario, se dice que la “Mujer perro” protegió a una estudiante que se ocultaba tras la ocupación de Ciudad Universitaria por parte del Ejército, durante los movimientos previos a la masacre de Tlatelolco, ocurrida el 2 de octubre de 1968. La versión que puede ser considerada más antigua en cuanto a su origen, explica que en medio del caos al registrarse la presencia del Ejército, una estudiante se ocultó en el baño de una facultad.
Ella creyó que su final había llegado, pues escuchaba los jadeos de un perro y pasos que pensó eran de soldados, por la fuerza con la que se daban. Sin embargo, cuando se dio cuenta, vio a una figura femenina, con forma humana, moviéndose en cuatro patas, cuya ropa dejó caer al suelo. Ella no se sintió en peligro y permaneció allí hasta que logró salir de la facultad. Es por eso que también se dice que cuida a quienes se encuentra en el camino.
¿Qué te parece? Aunque sea un mito, no dejan de ser impactantes este tipo de historias que se tejen alrededor de espíritus y almas, ahora en la UNAM.
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