
La Administración para el Control de Drogas (DEA) identificó la presencia de seis cárteles mexicanos con operaciones en la Ciudad de México, según datos publicados en su Evaluación Nacional de la Amenaza de las Drogas 2025.
Las autoridades de la capital del país ya habían confirmado la presencia de una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) operando en la Ciudad de México; además, conviene recordar que en junio de 2020 Omar García Harfuch, hoy titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), sufrió un atentado por hombres -que él mismo dijo- pertenecían a dicho grupo criminal.
En su informe, la DEA ubica al CJNG con presencia significativa en 23 estados del país, entre ellos, la Ciudad de México:
“El CJNG es una de las amenazas más significativas para la salud pública, la seguridad pública y la seguridad nacional de los Estados Unidos. El cartel opera laboratorios clandestinos en México, donde fabrican drogas ilícitas, y luego utilizan amplias redes de distribución para transportar las drogas hacia los Estados Unidos. Asociados, facilitadores y afiliados del CJNG operan en casi los 50 estados de EEUU“.

El Cártel de Sinaloa tiene, según las investigaciones de la DEA, presencia significativa en 18 estados, principalmente en el norte y sur del país; así como en el estado de Morelos y en la Ciudad de México.
Además de su presencia en México, la agencia estadounidense reconoce que el también llamado Cártel del Pacífico logró extenderse a 40 países de Europa y Asia.

Aunque su principal zona de operaciones se encuentra en los estados de Tamaulipas, Nuevo León y Zacatecas, la DEA también reconoce a la Ciudad de México como una de las zonas en las que el Cártel del Noreste tiene fuerte presencia.
Al Cártel del Noreste se le relaciona con el tráfico de armas y personas a través de la frontera entre Tamaulipas y Texas; así como con delitos relacionados con extorsiones, trabajo forzado y secuestro de migrantes.

La organización criminal que nació para intentar frenar la entrada de Los Zetas a Michoacán logró expandir sus territorios con fuertes operaciones a los estados de Guerrero, México y Puebla, además de comenzar a ganar terreno en algunas alcaldías de la Ciudad de México.
De esta primera versión de La Familia Michoacana la DEA identifica a dos facciones poderosas: La Nueva Familia Michoacana y Cárteles Unidos.
A la primera de ellas se le identifica como una de las que controla el Puerto de Lázaro Cárdenas, primordial para el tráfico de precursores químicos, y responsables del tráfico de fentanilo, metanfetamina, cocaína y heroína a Estados Unidos.
A Cárteles Unidos se les relaciona con el incremento de la violencia en Michoacán, principalmente por su disputa con el CJNG y Los Viagras; además, se les considera responsables del ataque a dos inspectores del Departamento de Agricultura de Estados Unidos cometido en 2019 en el municipio de Ziracuaretiro.

La DEA identifica al Cártel del Golfo con una presencia importante en Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz y la Ciudad de México; además de tener células que operan en Tabasco y Jalisco.
Las autoridades de Estados Unidos identifican al Cártel del Golfo como una organización criminal que ya no está unificada, sino dividida en dos facciones: Metros y Escorpiones.
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