
▲ El ex presidente Felipe Calderón representa al pie de la letra la idea de Robert Lansing sobre alinearse con los ideales de Estados Unidos.Foto María Meléndrez Parada
A
yer sábado 24, comencé a pergeñar la presente columneta, saboreando de antemano la provocación que significaba para una buena conversa. Su tema como ruta de trabajo podría titularse Ventana a la ciencia ficción.
El asunto era conocer la propuesta de los más sabio/as a nivel mundial del asunto económico y político… para obviar palabras y rodeos, mejor decir: el conflicto crucial que afecta a los diversos conglomerados humanos de nuestro momento, pero que tiene raíces en los orígenes mismos de la humanidad: la desigualdad (sobre todo la desigualdad incomprensiva, enfermiza y delincuencial).
Bueno, el propósito era exponer lo que expertos, religiosos, políticos, comunicadores piensan tanto de las causas como de los actos y las razones que exponen, explican o intentan justificar y desresponsabilizar a los sujetos activos del inhumano comportamiento. Queremos conocer si hay personas a las que les parece que el maltrato, es un comportamiento no solamente natural, sino también necesario para convivir. Pues este era el tema que había comenzado a tratar, pero encontré el siguiente documento que me pareció fundamental compartir con ustedes.
Carta del ex secretario de Estado, de EU, Robert Lansing, dirigida a William Randolph Hearst en relación a la campaña de su cadena de periódicos para poner en la presidencia de México a un estadunidense y terminar con la Revolución Mexicana, que amenazaba los intereses de las grandes corporaciones estadunidenses, principalmente petroleras.
México es un país extraordinariamente fácil de dominar porque basta con controlar a un solo hombre: el presidente
, escribe Lansing y congruentemente aconseja:
Tenemos que abandonar la idea de poner en la presidencia mexicana a un ciudadano americano, ya que eso conduciría otra vez a la guerra. La solución necesita de más tiempo: debemos abrirle a los jóvenes, mexicanos ambiciosos las puertas de nuestras universidades y hacer el esfuerzo de educarlos en el modo de vida americano, en nuestros valores y en el respeto del liderazgo de Estados Unidos. México necesitará administradores competentes y con el tiempo, esos jóvenes llegarán a ocupar cargos importantes y eventualmente se adueñarán de la misma Presidencia. Y sin necesidad de que Estados Unidos gaste un centavo o dispare un tiro, harán lo que queramos y lo harán mejor y más radicalmente que lo que nosotros mismos podríamos haberlo hecho
.
Nota: Lansing renunció el 13 de febrero de 1920 al cargo de secretario de Estado del presidente Wilson que había venido ocupando desde el 24 de junio de 1915, para incorporarse a la Mexican Petroleum Company del magnate Edward Doheny.
No he visitado las oficinas centrales de este consorcio, pero imagino la grandilocuencia, la actitud cerril, jactanciosa de Edward Doheny, que ni siquiera supo escoger a uno de los retratistas más reconocidos de la época para que captara el mejor de sus rasgos. Allí debajo de su foto de calendario, está la del señor ex secretario de Estado, Robert Lansing, quien prefirió la dolariza del cabildeo al honor de su alto encargo en el ámbito presidencial con el que había sido distinguido. Felipe Calderón, en el óvalo de una foto infantil que representa al mexicano que demostró, al pie de la letra, la precisión de los consejos que el secretario de Estado le dio al presidente Wilson: Contra México una invasión es peligrosa, la guerra duraría toda la vida. Es mejor cooptar a los jóvenes que prefieran vivir como y entre nosotros. De aquí saldrán las generaciones que ya domesticamos. Hagámoslos de corazón y mente ciudadanos americanos y ellos, sin disparar un solo tiro, nos entregarán todo lo que pretendemos. ¡Los Felipe Calderón y los Ricardo Anaya, welcome!
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