La diferencia en la esperanza de vida entre gatos y perros fue motivo de curiosidad tanto para científicos como para quienes conviven con estas mascotas. Existía la idea que la diferencia en la longevidad de estos mamíferos se debía principalmente al tamaño corporal, al comportamiento o al estilo de vida. Sin embargo, investigaciones recientes revelan que la clave podría estar en otro lado, lo que alarga la vida de los felinos frente a otras mascotas.
Vale mencionar un reciente estudio internacional coordinado por la Universidad de Bath y publicado en Scientific Reports que explica por qué los gatos viven más que los perros. No sólo el tamaño del cerebro es el único factor determinante.

Fuente: Pinterest
Los factores que intervienen en la longevidad de los gatos
El estudio coordinado por la Universidad de Bath y publicado en Scientific Reports, señala que además del tamaño del cerebro, la complejidad del sistema inmunológico juega un papel fundamental en la longevidad de los animales. Al comparar 46 especies de mamíferos, los investigadores encontraron una fuerte relación entre la duración de la vida y la presencia de ciertos grupos de genes encargados de proteger al organismo. El resultado de esta investigación destaca que la inmunidad es tan importante como la inteligencia.
Según los resultados de la investigación citada por Wired, los gatos superan en longevidad a los perros gracias a una combinación de características biológicas que incluyen tanto un cerebro relativamente grande como un sistema inmunitario más complejo. Estas cualidades ofrecen a los felinos una mayor capacidad para mantenerse saludables a lo largo del tiempo. Las conclusiones a las que se arribaron fue que los animales con mayor expectativa de vida compartían una alta presencia de genes vinculados a la inmunidad. Esto no solo ayuda a eliminar células dañadas y combatir infecciones, sino que también cumple un rol en la prevención de enfermedades complejas como el cáncer.

Aunque históricamente se asoció la longevidad con un cerebro de gran tamaño, por sus beneficios en la conducta y adaptación, los investigadores demostraron que esta no es la única variable relevante. Especies como ratones, que poseen cerebros pequeños, tienen una vida muy corta, mientras que otras, como ciertos tipos de murciélagos o ratas topo, viven muchos años gracias a una estructura inmunológica más compleja, compensando así su menor capacidad cognitiva.
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