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Pleno para Morena en el Tribunal de Disciplina: los cinco candidatos del oficialismo ganan en la elección judicial


Otro pleno para Morena. Los cinco integrantes del Tribunal de Disciplina, el poderoso órgano que estará encargado de vigilar a los jueces, son justamente los cinco nombres que el partido difundía en sus acordeones para dirigir el voto. Con el 91% de las actas del INE escrutadas, los candidatos más votados han sido tres de los actuales consejeros —Celia Maya, Verónica de Gyves y Bernardo Batiz—, la directora del Centro de Investigaciones Jurídicas de la Universidad de Colima, Indira García, y el presidente del Tribunal de Conciliación y Arbitraje federal, Rufino H. León.

Poco a poco se van conociendo los resultados de la elección judicial del domingo. Primero fue la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que ha quedado compuesta por los nueve candidatos que Morena proponía en sus hojas de instrucciones del voto, y que va a ser presidida por el abogado mixteco Hugo Aguilar, tras ser el más votado. Este miércoles ha sido el turno del Tribunal de Disciplina, un órgano polémico que nace con esta reforma judicial.

Entre los cambios que trae esta reforma está la desaparición del Consejo de la Judicatura Federal, que se parte en dos: de él sale, por un lado, el Tribunal de Disciplina, que será la dependencia que procesará las denuncias contra los jueces y los podrá sancionar; y por otro, el Órgano de Administración Judicial (OAJ), que será el que manejará el millonario presupuesto del poder judicial federal y decidirá las adscripciones y movimientos de los jueces. Los componentes de este último no se han elegido en esta elección judicial, sino que serán nombrados el 1 de septiembre por los nuevos ministros de la Suprema Corte, por el Senado y por la presidenta Claudia Sheinbaum.

En orden de votación, Celia Maya —que ya estaba en funciones en el Consejo y también iba propuesta por el Poder Ejecutivo— ha sido la candidata más votada, con casi el 8% de los votos; le sigue Verónica de Gyves —también en funciones— con el 7,6%; después también en funciones como consejero, Bernardo Batiz, que tiene actualmente 88 años, con el 7,1%. En la lista ha entrado también la académica de Colima, Indira García, que se ha hecho con el 6,4% de los apoyos, y cierra la composición, Rufino H. León con el 5,9%; ambos propuestos por el Poder Ejecutivo, igual que todos los integrantes de la nueva Suprema Corte. La participación para elegir al Tribunal de Disciplina ha sido del 12,2%.

En una elección complejísima y acelerada, en la que cada elector debía elegir entre cientos de candidatos desconocidos sin apenas tiempo para estudiar los perfiles, los acordeones se han erigido como una herramienta clave. La limitación de las campañas —los aspirantes no podían tener financiación pública ni privada, ni pagar por publicidad— y el grado técnico de los cargos derivó en que, unos días antes de la elección, el 70% de los votantes todavía no conocía a los candidatos que se presentaban, según un sondeo hecho para EL PAÍS. Entonces aparecieron los apuntes hechos por Morena, el partido en el Gobierno y el instigador de esta elección. El resto de partidos políticos no hizo ninguno porque rechazó participar en una elección que acusaban de estar hecha a modo y que derrumba el poder judicial actual. La difusión masiva de estas guías para dirigir el voto se convirtió en el último quebradero de cabeza del INE, que trató, ya tarde, de impedir su distribución.

El polémico pase directo a la elección

De los tres consejeros que este miércoles han resultado como integrantes del Tribunal de Disciplina, solo una, Celia Maya, se había postulado realmente para esa posición. Bernardo Bátiz, muy cercano a López Obrador, se inscribió para ser ministro de la Suprema Corte, en el comité del poder ejecutivo, y Verónica de Gyves no aspiraba a ningún puesto (sí lo hizo su esposo, Rafael Guerra, actual presidente del Tribunal Superior de Justicia de Ciudad de México, que también buscaba ser ministro). Otro de los consejeros, Sergio Molina, quería también entrar en la Suprema Corte, por lo que se inscribió en la lista del poder ejecutivo, el legislativo y el judicial.

Todos —menos Guerra que no alcanzaba el promedio— pasaron los trámites de idoneidad y las entrevistas. Sin embargo, la tómbola, esa parte del proceso que no estaba controlada más que por el azar, dejó fuera a Bátiz de la Suprema Corte. Molina sí salió como candidato, pero en la insaculación del poder judicial. Celia Maya, la única que competía en ese momento por el Tribunal de Disciplina, sí sale como aspirante del poder ejecutivo.

El escándalo salta después del 12 de febrero, cuando el INE comunica que en la lista de candidatos al Tribunal de Disciplina aparecen Bátiz, De Gyves, Molina, Maya; además de otros dos consejeros —críticos con la reforma judicial— Lilia Mónica López y José Alfonso Montalvo. La única integrante del Consejo que no aparecía en esa lista era Norma Piña, presidenta del CJF y de la Suprema Corte, y adversaria ideológica de Morena. Eso provocaba que, aunque estaba prohibido, Molina aparecía para ser ministro de la Corte y miembro del Tribunal de Disciplina (el consejero finalmente eligió quedarse en la elección a ministro, pero no obtuvo los votos suficientes el domingo).

“Para mi sorpresa estoy incluida en esa lista, pese a que no me he postulado y, por el contrario, presenté mi declinación ante el Senado”, expresa Lilia Mónica López en su cuenta de X. Es tras esta declaración pública de la consejera, que el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, tiene que reconocer que los consejeros han recibido un pase directo a la elección —pese a que no estaba contemplado en la ley— porque así lo habían valorado en el Comité de Evaluación del Poder Legislativo —un poder que tampoco estaba otorgado para ese comité—.

Este pase directo permitió a Bátiz (quien fue procurador de justicia con López Obrador en su época en Ciudad de México y había llegado al Consejo por designación directa del expresidente) y a De Gyves (quien se definía a sí misma como “amlista de corazón”) entrar a competir por el Tribunal de Disciplina. Ambos habían terminado su cargo en el Consejo de la Judicatura a final de 2024, pero una disposición en la ley se lo amplió hasta agosto de este año. La Constitución impide que los integrantes del Consejo o del nuevo Tribunal de Disciplina puedan reelegirse, pero eso no ha importado para el caso de Batiz y De Gyves. Ambos han sido elegidos ahora, junto a Celia Maya (que fue candidata de Morena a la gubernatura de Morena), para seis años como integrantes del ariete del nuevo poder judicial.



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