Los coches eléctricos pretenden ser la revolución de la era actual, para hacerle frente al problema del cambio climático y los gases contaminantes del combustible fósil. Pero, ¿Está México preparado para los eléctricos? Aunque hay desafíos por superar, el país tiene potencial para lograrlo.
Así va el desarrollo de la movilidad eléctrica en México
Desde hace décadas somos responsables de las emisiones de carbono por nuestros avances tecnológicos, y principalmente, por los coches. Ahora queremos revertir esta situación y una de las mejores formas de lograrlo es por medio de los autos eléctricos.
Incluso, la batalla por liderar el mercado eléctrico, ha llevado a México a intentar algo que ni Tesla pudo: construir coches eléctricos asequibles. Así que el reto es alcanzar una transición a las energías limpias a nivel global. Teniendo una movilidad sostenible, podremos consolidar la reducción de contaminación.
En los últimos años, México ha sido parte del aumento de los coches eléctricos, muchas fábricas los ensamblan en el país y marcas emergentes se han posicionado con éxito. Con un aumento del 68 % en la compra de eléctricos, el país quiere 200 000 unidades vendidas para 2030.
¿A qué retos nos enfrentamos en México con los coches eléctricos?
Para darte un breve resumen de la historia de los eléctricos, hay que entender que México es un pionero en esta industria y en la adopción de los mismos. Sin embargo, esto no significa que todo está resuelto y que el país ha adoptado completando a los eléctricos, todavía nos falta un largo camino.
México no solo es consumidor de esta tecnología, también está intentando ser protagonista con la fabricación de Olinia y Zacua. Luego de que Tesla retiró su idea de construir la fábrica en Nuevo León, otras puertas se abrieron para atraer a marcas emergentes, como esta nueva marca de autos chinos.
Posiblemente, las grandes marcas se alejen de México por la falta de infraestructura eléctrica y se pueden ver afectadas por los aranceles impuestos por Trump. Recordemos que muchas empresas gigantes, tenían los ojos puestos en México por los bajos precios en manufactura y mano de obra.
Este es un nuevo reto a enfrentar, que puede generar graves consecuencias, aunque si la industria nacional se fortalece, puede ser una oportunidad de mejorar. Sin embargo, el parque vehicular eléctrico e híbrido en México representa apenas el 0,8 % del total.
Además, para que el coche eléctrico sea una opción viable, es necesario contar con una red de carga eficiente y suficiente. Aspecto que no está resuelto en México. Esto representa una necesidad tecnológica y energética que debe ser atendida a la brevedad.
¿Para qué adoptar la movilidad eléctrica en México?
La movilidad eléctrica no significa reemplazar motores de gasolina por eléctricos (aunque China olvida a los coches eléctricos, su futuro tiene nombre, y revolucionará el mundo), también significa que las estaciones de carga deben estar listas y los usuarios con conocimiento sobre esta tecnología.
El objetivo es que tanto autos personales, como transporte urbano y de reparto, pueda ser parte del cambio y la transición hacia lo eléctrico. Como por ejemplo, BECCAR lanza el primer autobús eléctrico 100 % fabricado en México, con 295 kW de potencia.
Según expertos, un coche eléctrico puede compensar sus emisiones de producción, luego de uno o dos años de uso. A los diez años, generará menos de la mitad de las emisiones que un auto de gasolina. Así que, si se busca reducir las contaminaciones, las energías renovables son la mejor alternativa.
De acuerdo con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se han invertido tres millones de dólares en la instalación de 100 estaciones de carga en zonas urbanas. Es un paso para comenzar, pero aún queda un largo camino. Solo hay 1340 estaciones de carga en el país, frente a más de 13 000 gasolineras.
Sin duda, los coches eléctricos en México y el mundo son la mejor opción para reducir contaminación y mejorar la movilidad urbana. El reto es grande, pero también el potencial. Con la colaboración entre gobierno, industria y usuarios, la transición no tiene por qué ser complicada.
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