La dificultad para dormir, conocida clínicamente como insomnio, es mucho más que una simple molestia nocturna: desde la psicología, representa una señal de que pueden existir factores emocionales y mentales subyacentes que afectan el bienestar general de la persona. No poder descansar adecuadamente suele estar vinculado a alteraciones en la salud mental, como la ansiedad, la depresión o el estrés postraumático, que interfieren con los patrones normales de sueño y dificultan tanto conciliar como mantener el sueño a lo largo de la noche.

El insomnio puede tener causas diversas, pero los factores psicológicos ocupan un lugar central en su aparición y persistencia. Situaciones estresantes, traumas, pensamientos negativos recurrentes y preocupaciones excesivas son algunos de los desencadenantes más frecuentes. Por ejemplo, las personas con ansiedad suelen experimentar una mente hiperactiva al acostarse, lo que impide la relajación necesaria para dormir. De igual modo, quienes atraviesan episodios depresivos pueden verse atrapados en ciclos de pensamientos negativos que dificultan el descanso.

EL SIGNIFICADO PSICOLÓGICO DE TENER PROBLEMAS PARA DORMIR
Desde la psicología, se entiende que el insomnio no solo es provocado por un evento puntual, sino que puede perpetuarse a través de un círculo vicioso de pensamientos, emociones y conductas disfuncionales24. El modelo de las “3 P” —predisponentes, precipitantes y perpetuantes— ayuda a explicar cómo ciertas características personales, eventos estresantes y la anticipación negativa al insomnio contribuyen a mantener el problema en el tiempo. Así, el temor a no dormir o la preocupación por las consecuencias de una mala noche alimentan la dificultad para descansar, generando más ansiedad y perpetuando el trastorno.
La buena noticia es que la psicología ofrece herramientas eficaces para abordar estos problemas. La terapia cognitivo-conductual, por ejemplo, se ha consolidado como el tratamiento de referencia para el insomnio, ayudando a modificar pensamientos y hábitos que interfieren con el sueño. Además, estrategias como la higiene del sueño, la relajación y el manejo del estrés pueden ser de gran ayuda para recuperar el descanso y, con ello, mejorar la salud mental y la calidad de vida.
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