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Rafael Galván, el líder presente


E

n Puerto Peñasco, Sonora, existe la mayor fuente de energía fotovoltaica del país, la central Rafael Galván Maldonado. Y, como en el caso de la refinería Olmeca, situada en Dos Bocas, Veracruz, tendremos que acostumbrarnos a llamarla por su nombre y no por el lugar donde se encuentra este importante proyecto del gobierno del ex presidente Andrés Manuel López Obrador.

El aprovechamiento de la luz solar, no sólo en el territorio sonorense, tiene gran futuro en la República Mexicana; y de hecho, en todos los lugares donde se pueda aprovechar esta energía.

Por supuesto, éste y otros objetivos han sido grandes retos para la industria energética del país; no obstante, nos estamos acostumbrando a ver como metas posibles y viables aquellos proyectos que, sin duda, traerán beneficio a la población nacional en general, y posiblemente en un futuro no lejano, también para pueblos extranjeros.

No podemos mencionar a la Comisión Federal de Electricidad, sin traer a nuestra memoria al compañero Rafael Galván Maldonado, quien estaría orgulloso de los esfuerzos que se han hecho en pro de la recuperación de la industria eléctrica nacional. Seguramente, lo estaría más por los esfuerzos para mantener la soberanía energética.

No ha sido nada fácil para el gobierno de la 4T, pese a los grandes problemas externos e internos, recuperar la industria eléctrica, que estuvo a punto de ser secuestrada por las empresas extranjeras, con la complicidad de los gobiernos neoliberales, ansiosos por privatizar todo lo privatizable de nuestras industrias.

Fue precisamente la Comisión Federal de Electricidad la empresa que desarrolló la Central Fotovoltaica Rafael Galván Maldonado, la cual ya ha sido ejemplo de la capacidad de nuestros obreros, profesionales, administrativos y, en general, de todo el gremio. Algo importante que debemos señalar es que en esta central ha sido posible el desarrollo de la Red de Transmisión Asociada, según se indica en el libro El futuro de la energía solar.

Un aspecto relevante e histórico es que con la central Rafael Galván Maldonado se logra integrar a Baja California al Sistema Eléctrico Nacional, tarea que ha sido pospuesta por décadas. Ahora se eliminarán las irregularidades o inconveniencias para proporcionar el abasto equitativo entre la población, sin importar su localización geográfica.

Repetimos: es algo histórico, ya que se integrará a Baja California al Sistema Eléctrico Nacional. Por fin, el aislamiento se terminará. Se espera que con este proyecto la población sonorense y bajacaliforniana contarán con un servicio eléctrico de calidad, con mayor seguridad, a bajo costo y con el compromiso de mejorar la calidad ambiental.

La Central Rafael Galván Maldonado es una de las plantas solares más grandes de América Latina, con una superficie de 2 mil hectáreas y 278 mil paneles solares. Su capacidad total de producción será de 1000 mw. La inversión fue de mil 600 millones de dólares, aproximadamente.

Con dichas características, los gobierno estatal y federal aseguran que disminuirán paulatinamente la importación de energía, colaborando con la disminución del uso de combustibles fósiles.

El proyecto fue un compromiso que López Obrador sostuvo desde su campaña presidencial, con la construcción de fuentes de energías limpias, utilizando tecnología nacional avanzada sin comprometer la soberanía tecnológica.

Reiteramos que éste es precisamente el compromiso de una nueva forma de gobernar. No sólo estamos hablando de las nuevas políticas públicas en favor de la nación; estamos hablando del esfuerzo de generaciones atrás, de luchas incansables de reconocidos líderes profesionales de la ingeniería energética, sindicales y políticos, como Rafael Galván Maldonado, que a pesar de ser militante del PRI, su compromiso no era con ese partido político, sino siempre con la población mexicana, con la clase obrera y las causas justas.

Por eso fue un líder en toda la extensión de la palabra. Galván no permitió que las decisiones del gobierno se sometieran en favor de la corrupción y el saqueo de una de las más importantes empresas mexicanas, como fue en ese momento la Comisión Federal de Electricidad. Recordemos que Galván, desde su escaño como senador de la República, impulsó la nacionalización de la industria eléctrica en 1960. Y, como dijo José Martí, conoció al monstruo desde sus entrañas.

(Colaboró Ruxi Mendieta.)



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