En la era digital, la intimidad ya no se reserva solo a lo privado. Las redes sociales han vuelto públicos los momentos más personales, al punto que podemos sentirnos emocionalmente conectados con personas que ni siquiera nos conocen. ¿Pero qué pasa cuando esa conexión se establece con la ex de tu novio? ¿Y si esa ex es una influencer? La respuesta no es tan simple como parece.
Aunque suena como argumento de novela, esta situación es más común de lo que parece y tiene un nombre: relación parasocial. Este término, acuñado por Horton y Wohl en 1956, describe una relación emocional unidireccional que se forma entre una audiencia y una figura mediática. Tú sabes todo de ella: su color favorito, sus traumas, su forma de amar. Ella, en cambio, ni siquiera sabe que existes.
Puede sonar exagerado, pero no lo es tanto. En la era de los influencers, las relaciones parasociales se han vuelto parte de nuestra vida cotidiana. Desde que las redes sociales nos dieron acceso constante a las vidas de otros, se abrió la puerta a un fenómeno que antes se limitaba a estrellas de cine y televisión. Hoy, cualquier persona con una cámara puede volverse parte emocional de nuestras vidas.
¿Cómo surgieron las relaciones parasociales y cómo son actualmente?
Cuando Horton y Wohl definieron lo que es una relación parasocial, estas solamente existían con los actores que la gente veía en televisión, pero hoy ocurre con en Instagram, TikTok y YouTube, pero aún con más fuerza porque a diferencia de los actores, los influencers no interpretan un personaje, se interpretan a sí mismos. Su contenido está diseñado para parecer natural, cotidiano y emocionalmente accesible. Comparten rupturas, desayunos, crisis existenciales y momentos de triunfo con su comunidad, que, en muchos casos, crece junto a ellos.

Foto: Freepik
Investigaciones recientes (Lou, 2022; Abidin, 2015) han mostrado cómo los influencers mantienen estas relaciones a través de prácticas específicas como:
- brindar valor emocional y personal,
- co-crear contenido con sus seguidores,
- responder activamente en comentarios y transmisiones en vivo,
- y mostrar vulnerabilidad.
Pero ¿qué pasa cuando una de esas relaciones parasociales se forma, no con un influencer random, sino con la ex de tu pareja? A veces la sigues porque ya la conocías antes. Otras, porque tu novio alguna vez habló de ella y la buscaste por mera curiosidad. Y de pronto… te encuentras emocionalmente enganchada a su historia.
Ella no te conoce, pero tú sabes cómo amaba, cómo lloraba, qué pensaba del amor y qué canciones escuchaba cuando estaba triste. Su relación ya terminó, pero tú sigues en la historia emocional de alguien que ni siquiera es parte de tu vida directa. Este tipo de vínculo puede ser emocionalmente desgastante. No solo genera inseguridades y comparaciones tóxicas, sino que te coloca en una relación triangular que solo existe en tu cabeza, pero que igual tiene consecuencias reales en tu autoestima.
¿Es malo tener una relación parasocial con alguien?
Las relaciones parasociales, ese lazo emocional que sentimos con alguien que no nos conoce personalmente, como un influencer, artista o personaje, no son inherentemente buenas o malas. Todo depende de cómo las vivamos.
De acuerdo con el Dr. Adam Borland, especialista en psicología clínica, estas relaciones pueden tener beneficios reales para la salud mental. Entre ellos:
- Modelo positivo: admirar a alguien que consideramos exitoso o inspirador puede motivarnos a mejorar en áreas como el deporte, el arte o el crecimiento personal.
- Alivio de la soledad: sentirnos acompañados por una figura a la que seguimos puede brindar consuelo en momentos de aislamiento o ansiedad social.
- Fuente de aprendizaje: desde recetas hasta idiomas, nuestras figuras parasociales pueden inspirarnos a aprender y explorar nuevos intereses.
- Apoyo emocional: escuchar a alguien atravesar dificultades similares puede ofrecernos consuelo y validación emocional.
- Cumplimiento de deseos: vivir indirectamente experiencias que probablemente nunca tengamos (fama, riqueza, éxito) puede resultar placentero y escapista.
Pero no todo es positivo. Cuando estas relaciones empiezan a ocupar demasiado espacio en nuestra vida, pueden convertirse en una señal de alerta:
- Impacto económico: gastar en exceso por apoyar a la figura admirada.
- Distorsión de la realidad: pensar que una interacción online significa una conexión real.
- Conflictos con otros: defender de forma agresiva a la figura, pelear con quienes la critican o vivirlo como un ataque personal.
- Desplazo de relaciones reales: sustituir los vínculos sociales cotidianos por una conexión unidireccional.
En resumen: las relaciones parasociales no son un problema en sí mismas, pero vale la pena preguntarse qué lugar ocupan en nuestra vida y cómo nos hacen sentir.
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