El calentamiento global ha generado muchos cambios desde el punto de vista energético, sobre todo en aquellas áreas que han sido reconocidas como grandes productores de gases de efecto invernadero, entre las cuales sobresale la industria del transporte, que está pasando por una gran transformación. Así que ahora diremos adiós a los coches eléctricos y al hidrógeno, porque Renault desvela el futuro en este motor.
Los cambios energéticos podrían reducir el daño ambiental
Los grandes requerimientos energéticos que tiene la humanidad para poder mantener y llevar adelante el progreso, han sido una de las principales causas del deterioro ambiental del planeta y es en estos momentos cuando resulta más evidente. Pues ese daño ha generado numerosas consecuencias, siendo la más importante el calentamiento global que ha provocado transformaciones extremas en los ecosistemas.
Diversas investigaciones han determinado que, si se llevan a cabo ciertos cambios, la situación ambiental podría mejorar, por lo que hay muchos países interesados en encontrar nuevas fuentes de energía renovables que permitan reducir la contaminación. Pero ahora se ha llegado más lejos y seremos testigos del adiós a los coches eléctricos y al hidrógeno porque Renault nos desvela el futuro en este motor.
Renault innova con un motor de combustión interna
La industria automotriz está inmersa en la transformación de las fuentes energéticas que emplean en sus productos, buscando la forma de armonizar el cuidado del medioambiente con la eficiencia. Y aunque las opciones que parecen más idóneas son el hidrógeno y la electrificación, Renault se ha inclinado por una opción más tradicional, con un nuevo motor turbodiésel de 4 cilindros, que también usa biodiésel.
Este propulsor es desarrollado por Horse, una empresa que le pertenece a la marca francesa y a la china Geely, junto a Dumarey Group, una compañía proveniente de Italia. Con esta iniciativa ambos fabricantes demuestran que los caminos para alcanzar la descarbonización no pueden limitarse solamente a las opciones del hidrógeno y la electricidad, sino que también es necesario buscar alternativas intermedias.
Este nuevo proyecto recibe el nombre de M920, y consiste en un motor turbodiésel de 2.0 litros y cuatro cilindros, que contará con transmisión manual. El par motor estará comprendido entre los 300 y 400 Nm, mientras que su rango de fuerza estará entre 110 y 185 CV, la transmisión será por correas, y es un tipo de propulsor flexible que tiene la capacidad de funcionar tanto con diésel como con varios tipos de biodiésel.
Fue diseñado especialmente para vehículos de tracción trasera Euro VI y delantera Euro VII y cumple con todas las normas que se exigen en cada caso, pues es un propulsor que genera muy pocas emisiones. De esta manera, Renault se arriesga y se lanza al mercado con un motor de combustión interna (que es como este que no es convencional) que proporciona un alto rendimiento y genera escasa contaminación.
Es necesario atreverse en la transición energética
En una época en que todo señala que el camino de la industria automotriz se dirige hacia la electrificación o el uso de combustible de hidrógeno, Renault sorprende con el desarrollo de un motor de combustión interna a diésel. Con esto pretende demostrar que la última palabra acerca de los combustibles no está dicha, y que en esta transición energética es necesario atreverse y ponerse del lado de la innovación.
En definitiva, la transición energética es un periodo ideal para la innovación, y así lo ha entendido el grupo Horse de Renault, que junto a Dumarey Group está desarrollando un motor de combustión interna a diésel, conocido como M920. Este diseño también permite el uso de biodiésel, proporciona un alto rendimiento generando escasa contaminación (que tiene la misma filosofía que este que no es eléctrico).
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