La música es una de las formas más universales para conectar con el mundo entero y aunque ésta nos ha acompañado desde hace más tiempo del que pensamos, conforme la sociedad evolucionó también lo hizo la forma en la que podemos disfrutar de nuestras canciones favoritas, pues gracias a los avances tecnológicos y plataformas como Spotify, Apple Music y YouTube, es posible llevarla a todos lados.
Sin embargo, aunque ahora nos pueda parecer normal tener nuestras canciones favoritas en la palma de la mano, ésto es relativamente nuevo ya que en tiempos no tan lejanos, el mercado musical estaba completamente centrado en formatos físicos, y uno de los dispositivos más representativos de esa era fue el discman, cuyo impacto aún es recordado por quienes vivieron la época de los 90 y principios de los 2000.
En los últimos años, hemos visto un resurgir de la nostalgia por los dispositivos y formatos antiguos, un fenómeno que ha sido potenciado por las redes sociales, en donde usuarios de todo el mundo comparten recuerdos y experiencias relacionadas con aquellos años, evocando una sensación de melancolía por una época en la que la música tenía un proceso más tangible. Un claro ejemplo de este regreso a la nostalgia fue la viralización de una fotografía que circuló en las redes sociales, en la que una mujer se muestra escuchando música con un discman en el andén de una estación del Metro de la Ciudad de México.
¡Viajera en el tiempo! Los discman están de regreso
La imagen fue tomada por un usuario del Metro y muestra a una mujer con un discman en la mano, totalmente inmersa en su música, mientras el ajetreo de los trenes continúa a su alrededor. La escena, que para algunos puede parecer cotidiana, fue celebrada por muchas personas como una representación única de tiempos pasados, cuando el consumo de música era más físico y personal.

Fotografía: Instagram/@nomadaxz
Los comentarios en redes sociales no tardaron en hacer eco de la imagen, y muchos usuarios se sintieron identificados con ese momento, recordando la conexión emocional que sentían al escuchar sus discos favoritos de esa manera; algunos de los comentarios hechos a través de plataformas como X después de que se viralizara esta icónica imagen son:
- “Cuando la música era nuestra.”
- “Entendió que esta vida no es consumismo, si sirven, se usan las cosas”
- “No había mayor gusto que comprar tu música favorita en físico, y por supuesto, escucharla. Esos nunca deben dejar de venderse.”
La era dorada del CD y el discman
A finales de la década de los 80 y a lo largo de los años 90, los discos compactos (CD) llegaron para reemplazar al vinilo, convirtiéndose en el formato dominante para el consumo de música. Su facilidad de transporte, mayor durabilidad y calidad de sonido superior a los casetes le otorgaron a este formato una gran ventaja sobre sus predecesores.
De la mano de este cambio, los reproductores portátiles de CD como el Discman se convirtieron en el accesorio indispensable de muchos melómanos; estos dispositivos eran la forma de llevar la música a todas partes, sin necesidad de estar atado a una radio o a un equipo de sonido de casa. El Discman, fabricado inicialmente por Sony a finales de la década de los 80, permitió que millones de personas pudieran escuchar sus discos favoritos en cualquier lugar.

Fotografía: Pinterest.
Estos dispositivos portátiles, que operaban con baterías, requerían de audífonos con cables para disfrutar del sonido, lo que representaba un contraste significativo con la música inalámbrica y la conectividad de los dispositivos modernos. Sin embargo, no todo era perfecto. Los Discman eran sensibles a los movimientos bruscos, lo que podía ocasionar saltos o interrupciones en la música, una frustración común para quienes los utilizaban mientras caminaban o viajaban en transporte público.
A pesar de estos inconvenientes, el Discman ofreció a las y los usuarios una sensación de independencia y conexión emocional con la música. Escuchar un álbum en formato físico no solo era una experiencia auditiva, sino también emocional ya que implicaba un acto de compromiso con el arte. No se trataba solo de escuchar canciones, sino de sumergirse en la obra completa del artista de principio a fin.
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