El pasado 6 de junio titulé esta columna: “Trump podría llevar el dólar por debajo de los 19 pesos”. Y no solo ocurrió, sino que va por más.
Ayer, por primera vez desde agosto del año pasado, nuestra moneda cotizó de manera consistente por debajo de los 19 pesos, cerrando en 18.92 por dólar.
¿Qué está impulsando esta apreciación del peso frente al dólar?
La clave del movimiento, especialmente en la sesión de este miércoles, fue el dato de inflación en Estados Unidos. El índice de precios al consumidor en EU aumentó a un ritmo anual del 2.4 por ciento en mayo, apenas una décima más que en abril.
Se esperaba que mayo reflejara con más fuerza el impacto de los recientes impuestos arancelarios por Trump. Sin embargo, es evidente que las empresas están haciendo un esfuerzo notable para absorber estos costos adicionales, evitando trasladarlos a los consumidores finales.
Este escenario, con una inflación bajo control, aumenta las probabilidades de que la Reserva Federal mantenga estables las tasas de interés durante sus próximas reuniones. Ayer mismo, Trump volvió a presionar públicamente a la Fed para reducir las tasas, calificando el resultado inflacionario como “excelente”.
Aunque no se descarta que desde septiembre pueda haber recortes en las tasas, estos llegarían por una baja sostenida en la inflación, no por presiones políticas.
Todavía es incierto si las empresas podrán continuar absorbiendo los aranceles sin afectar los precios al consumidor. Pero por ahora, la perspectiva de estabilidad o incluso de futuras bajas en las tasas estadounidenses ha favorecido un debilitamiento generalizado del dólar frente a varias monedas, incluido el peso mexicano.
Un dólar por debajo de los 19 pesos es una excelente noticia para quienes importan bienes y servicios, pero no tanto para nuestros exportadores.
Las exportaciones mexicanas a Estados Unidos cayeron 2.7 por cientto en abril, representando el 15.1 por ciento de las compras totales estadounidenses, frente al 15.9 por ciento del año anterior. Estos datos muestran claramente un impacto negativo, sobre todo en el sector automotriz.
Una moneda mexicana más fuerte podría afectar aún más la competitividad de nuestros productos y reducir los volúmenes exportados.
Además, ayer circuló una versión según la cual México estaría próximo a obtener un acuerdo para exentar de aranceles al acero y aluminio exportados hacia Estados Unidos. Aunque aún no se ha oficializado tal acuerdo, solo su posibilidad ya favoreció la cotización del peso.
¿Qué esperar para los próximos meses?
En el corto plazo, la evolución del dólar dependerá en gran medida de la situación económica estadounidense.
Dos factores serán cruciales: la definición arancelaria prevista para el 9 de julio y la evolución del paquete fiscal impulsado por Trump, que actualmente se debate en el Senado.
Este paquete fiscal está siendo procesado mediante la vía de “reconciliación presupuestaria”, lo que implica que solo necesita una mayoría simple de 51 votos para ser aprobado. Precisamente hoy habrá una reunión clave entre senadores republicanos y funcionarios del gobierno estadounidense para asegurar el consenso interno.
Si se realizan modificaciones para garantizar su aprobación, el paquete deberá regresar a la Cámara de Representantes. Todo indica que, tras ciertos ajustes, ambas cámaras podrían dar luz verde a la reforma fiscal, permitiendo que Trump la firme en una fecha emblemática como el 4 de julio.
De ocurrir así, es posible que el dólar experimente un fortalecimiento temporal. Sin embargo, es probable que luego se debilite nuevamente, debido al aumento del déficit fiscal provocado por esta reforma.
No se sorprenda, entonces, si en pocos meses vemos cotizaciones del dólar por debajo de los 18.50 pesos.
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