Las historias de niños con una tarjeta de crédito a mano en plena era digital están ya lejos de ser algo sorprendente. Sin embargo, casos como el del crío que realizó en Amazon un pedido de 70.000 piruletas por valor de miles de dólares nos demuestran que, aún a día de hoy, hay conceptos de compra online que no conocemos a la perfección.
Tal y como apuntaban nuestros compañeros de Xataka Móvil, la historia detrás de Holly LaFavers y su hijo Liam ha causado un revuelo mediático durante las últimas semanas precisamente por esa razón. No todo el mundo sabe lo que puede llegar a ocurrir frente a un pedido masivo como este cuando se intenta devolver para recuperar el dinero.
Un pedido de 70.000 piruletas en Amazon
Hace unas semanas, la historia de La Favers saltaba hasta las páginas del New York Times dando a conocer que las cuentas de la familia se habían quedado bajo mínimos por culpa de un pedido en Amazon. Al parecer, el hijo de la familia reconocía haber reservado cerca de 70.000 piruletas para montarle una fiesta a sus amigos, pero lo que había hecho era tramitar el pedido.
Cuando la madre del crío de ocho años se topó con una avalancha de cajas de piruletas amontonadas frente a su puerta, hizo lo que cualquiera habría hecho ante la misma situación. Lo primero, entrar en pánico. Lo segundo, acudir a ver cuánto se había gastado el angelito en la cuenta de Amazon. El total del pedido ascendía a 4.200 dólares y había dejado la cuenta del banco en rojo.
El tercer paso al que acudiríamos todos sería el de solicitar la devolución del pedido. Gracias, Amazon, pero no queremos 30 cajas de piruletas. Ha sido un error, no me gustan, o cualquier otra excusa que esté al alcance de un clic. El problema es que sólo ocho de esas cajas, las que aún no habían llegado a enviarse por no haber suficientes unidades en el almacén más cercano, estaban disponibles para recuperar el dinero. Las 22 restantes, las que descansaban frente a la puerta de su casa, no se podían devolver.
Tal y como le informaron desde atención al cliente, los alimentos no entran en la política de devolución de Amazon, así que se vio obligada a correr a Facebook para intentar contactar con vecinos y tiendas de su alrededor en busca de alguien que pudiese comprarle las piruletas a 130 dólares la caja.
Tras captar la atención de los medios y que la historia empezase a coger tracción, Amazon decidió apiadarse de la familia y devolverle el dinero evitando además una notable nube de críticas y, de rebote, la marca detrás de las famosas piruletas invitó a la familia a visitar su fábrica. Al recuperar el dinero, la madre decidió regalar las piruletas entre quienes se habían interesado en ayudarla y comercios locales.
Por qué no se pueden devolver todos los productos en Amazon
La clave detrás de todo el problema es que, pese a que devolver cualquier producto que no te convenza es relativamente fácil no sólo en Amazon, sino en casi cualquier tienda online actual, en el caso de los productos catalogados como alimento las normas difieren bastante. Además de productos personalizados, automóviles, o incluso los juegos de cartas coleccionables, los medicamentos y perecederos no entran dentro de su política de devoluciones. Vale la pena echarle un vistazo a la lista completa de productos que no se pueden devolver en cada país.
Aunque si contactas con atención del cliente sí puede solicitarse un reembolso si no te gusta o el producto llega dañado y puedes demostrarlo, a veces incluso sin necesidad de devolverlo, todos aquellos productos que puedan plantear riesgos potenciales para la salud y la seguridad una vez vendidos quedan exentos de esa posible devolución. Las 70.000 piruletas entran en ese mismo cajón.
Puede que más allá de la letra pequeña de ciertos productos, aquí el problema esté en cederle a un crío de 8 años la posibilidad ya no de comprar, sino incluso de reservar, productos en una cesta online de Amazon. Tal y como comentaba su madre, a raíz de la pandemia el niño le ayudaba a hacer la compra y se familiarizó con la herramienta, lo que finalmente derivó hace poco en este error.
En cualquier caso es un buen ejemplo de cómo este tipo de compras accidentales pueden derivar en un susto considerable, recomendándose utilizar controles parentales, sistemas de firmas y huellas digitales para finalizar compras, y limitando métodos de pago en aquellos dispositivos a los que nuestros hijos tengan acceso.
Sumemos ahí, además, la conciencia respecto a cómo los niños tienen una notable falta de conciencia sobre el valor del dinero y que, en muchas ocasiones, incluso en adolescentes, les lleva a enfrentarse a decisiones impulsivas sin tener en cuenta el giro del destino financiero que les espera poco después.
Imagen | RawPixel
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