En medio de las tensiones económicas entre Estados Unidos y China, Walmart decidió dar un paso que podría cambiar el rumbo de la guerra comercial: la cadena minorista solicitó a sus proveedores en las provincias chinas de Jiangsu y Zhejiang que retomen de inmediato los envíos hacia suelo estadounidense.
La decisión, reportada originalmente por el South China Morning Post, llega tras semanas de desaceleración en las importaciones debido al aumento de aranceles impulsado por el gobierno de Donald Trump, sin embargo, se espera que las repercusiones afecten, en mayor medida, a los consumidores, debido al impacto que habrá en los precios de los productos.
¿Qué significa este cambio para los clientes de Walmart?
Con este movimiento, Walmart deja claro que no está dispuesto a frenar sus operaciones pese a las presiones arancelarias. Según declaraciones de empresarios chinos al medio asiático, el gigante del retail confirmó que los nuevos impuestos, que alcanzan hasta un 245 por ciento en algunos productos, no serán absorbidos por los proveedores, sino por los consumidores estadounidenses.
Además, los envíos ahora se harán bajo la modalidad FOB (Free On Board), lo que transfiere la responsabilidad aduanera directamente al comprador en Estados Unidos, situación que implica dejar atrás el sistema DDP (Delivered Duty Paid), en el que los exportadores cubrían esos gastos.
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Walmart sigue adelante mientras Donald Trump endurece su discurso
La reactivación de las órdenes de importación por parte de Walmart coincide con declaraciones contradictorias del presidente Donald Trump. Si bien recientemente anunció un endurecimiento en las tarifas para productos chinos, también expresó su disposición a reducirlas “considerablemente”.
El mandatario incluso aseguró haber conversado con su homólogo chino, Xi Jinping, aunque desde Beijing se negó la existencia de esa llamada. A pesar del cruce de versiones, analistas en China sugieren que podría haber negociaciones informales en curso, por lo que la decisión de Walmart sería entonces una lectura empresarial de que el conflicto comercial podría relajarse próximamente.
En contraste con la cadena minorista, Amazon decidió no implementar un sistema que muestre de forma clara los costos arancelarios a sus usuarios. Esta decisión fue duramente criticada por la Casa Blanca, que la consideró un “acto político” y reactivó antiguas acusaciones sobre supuestos vínculos entre la empresa y medios estatales chinos.
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¿Quién pierde realmente en esta guerra comercial?
El regreso de Walmart a las importaciones desde China no solo es una estrategia logística: también funciona como un indicador del impacto real de la política arancelaria. Lejos de castigar a China, las tarifas van a afectar a los hogares estadounidenses, especialmente a las familias de ingresos bajos y medios que dependen de los precios bajos de la minorista.
La situación parece poner en evidencia el desgaste de una estrategia comercial basada únicamente en la presión unilateral. Sin una red industrial nacional sólida ni subsidios internos suficientes, el proteccionismo se vuelve un factor decisivo en la inflación, sin garantizar la recuperación de empleos en Estados Unidos.
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