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Wes Anderson va por la Palma de Oro en el Festival de Cannes


El mundo conoció las obsesiones temáticas y estéticas de Wes Anderson en 1996, a través de su ópera prima “Bottle Rocket”, sobre tres jóvenes aspirantes a ladrones, que disfrazaban sus carencias afectivas y la ausencia de figuras paternas en una fachada ridícula que pretendía hacerlos ver como los hombres que construían desde su idea infantil de lo masculino.

Casi tres décadas después y con una filmografía que rebasa la decena de largometrajes, Anderson continúa la exploración de personajes que navegan entre la autoconfianza, rayando en la soberbia, y un espíritu inocente que contrasta con personajes obsesionados con las apariencias.





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