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l 25 de marzo de 1995 el papa San Juan Pablo II publicó la encíclica Evangelium Vitae ( El Evangelio de la Vida), en la cual buscó resaltar el valor más preciado que tenemos: la vida. Es así que el pasado miércoles este significativo documento cumplió 30 años y se encuentra más vigente que nunca, sobre todo ante un contexto social tan alarmante como el que vivimos, donde la ola de violencia pareciera continuar imparable.
El papa Juan Pablo durante su pontificado hizo un notable hincapié en la denominada cultura de muerte
, la cual, tristemente, hasta el momento continúa siendo un terrible flagelo; y es que se debe reconocer que la violencia hiere a la sociedad en general, incluso en su texto afirma: La violencia homicida cambia profundamente el ambiente de vida del hombre
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La encíclica considera que el llamado a la protección de la vida “es particularmente urgente ante la impresionante multiplicación y agudización de las amenazas a la vida de las personas y de los pueblos, en especial cuando ésta es débil e indefensa. A las tradicionales y dolorosas plagas del hambre, las enfermedades endémicas, la violencia y las guerras, se añaden otras, con nuevas facetas y dimensiones inquietantes“.
Esta petición, tristemente, continúa vigente, y es que a pesar de los esfuerzos por parte de las instituciones de seguridad y procuración de justicia para enfrentar al crimen organizado, la violencia continúa imparable y cobrando la vida de innumerables personas y aunque nos cueste reconocerlo pareciera que los delincuentes han sobrepasado a los organismos gubernamentales.
Las noticias y de acuerdo con las Estadísticas de Defunciones Registradas (EDR) presentadas por el Inegi, de enero a septiembre de 2024 se registraron 49 homicidios en edades de 5 a 9 años; 137 de 10 a 14 años; 4 mil 626 de edades entre 15 a 24 años, siendo incluso la segunda causa de muerte a nivel nacional y con respecto a las edades de 25 a 34 se tiene un total de 6 mil 835, convirtiéndose en el primer motivo de decesos.
Lo he mencionado en reiteradas ocasiones: ninguna vida es más importante que otra, todas deben ser preservadas, la crueldad con que los criminales actúan estremece a la sociedad; mucho se ha mencionado sobre los hallazgos del rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, pero además, a ello hay que sumar lo acontecido el pasado domingo 16 de marzo en la comunidad San José de Mendoza, municipio de Salamanca, Guanajuato, lo que nos consternó y a la vez ha impulsado movimientos nacionales.
Durante un partido de futbol que se desarrollaba cercano a la iglesia de la comunidad, un grupo de hombres armados descendió de camionetas abriendo fuego, matando a ocho jóvenes pertenecientes a la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Irapuato, pero, además, resultaron heridas otras nueve personas, entre ellas, un niño de nueve años.
Por otro lado, el pasado martes 25 fueron localizados sin vida en Veracruz cinco hombres que se encontraban desaparecidos desde el 20 de julio de 2020, fueron vistos por última vez en un botanero y testigos afirmaron que un grupo armado irrumpió en el establecimiento y se los llevó por la fuerza; el menor de ellos tenía 21 años.
Hay que reconocerlo, la violencia e inseguridad continúan alcanzando niveles críticos y la sociedad se encuentra cada día más preocupada y temerosa, pero, sobre todo, las instituciones han mostrado una casi nula empatía por las víctimas y los familiares.
Es así que en un acto de esperanza la Iglesia católica en México ha convocado a que del 24 al 28 de marzo se lleve a cabo la Semana por la Vida, afirmando que en conjunto se debe construir una cultura de vida y dignidad, pero sobre todo recordando que: La paz comienza en el corazón de cada persona y se construye con justicia
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¿Por qué los cárteles y el crimen organizado se encuentra más centrado en ellos? ¿A qué se debe el repunte en los reclutamientos y desapariciones? Diversas vertientes tienen que ser analizadas, pero, por ejemplo, Jorge Atilano González Candia SJ, director ejecutivo del Diálogo Nacional por la Paz, afirmó el pasado 21 de marzo en una entrevista que uno de los factores ha sido el aumento de las adicciones: la adicción ha crecido por la falta de sentido, por el deterioro en el ambiente de comunidad, de la vida familiar; entonces, los jóvenes andan en búsqueda de un referente y el ambiente de inseguridad les hace pensar que la relación con estos grupos les va a dar la seguridad que necesitan
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Ante la impunidad y la injusticia los jóvenes también han levantado la voz, es así que a través de un vídeo publicado en las redes sociales de Diálogo Nacional por la Paz manifestaron su preocupación por la creciente ola de violencia e inseguridad que golpea a México.
Mediante el eslogan ¡Ya basta!, pidieron a la población en general, pero sobre todo exhortaron a otros jóvenes a trabajar unidos para disminuir los índices de inseguridad en México, pero también para convertirse en aliados para escuchar con empatía y solidarizarse con las víctimas, a exigir a las autoridades a comprometerse con su futuro, a que garanticen su seguridad, a generar condiciones laborales adecuadas.
“¡Ya basta de llevarse a mis amigos!, ¡Ya basta de que nos maten!, ¡Ya basta de usarnos de carne de cañón!, ¡Ya basta de un país que empeña nuestro futuro, nuestros sueños, nuestras vidas! Mientras la sociedad mira hacia otro lado y el gobierno insiste en negar la realidad […]”.
Que las palas y picos no busquen sueños truncados; hoy nos toca construir la paz. Todos debemos actuar.
* Consultor en temas de seguridad, inteligencia, educación, religión, justicia y política
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