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uedan mil 355 días bajo Trump. El presidente estadunidense que disimula buscar la paz, a la vez que apoya a que Israel siga destruyendo Gaza y arma a los saudíes. Mientras, amenaza con desmantelar todo programa social en EU y la ayuda extranjera, si bien con intereses políticos. Pero, además de una ignorancia y torpeza sin precedentes en materia internacional, su doctrina más terrible es terminar con el enemigo interno
en EU, amenazando a quien se le oponga.
La revista Foreign Policy in Focus (www.fpif.org), del Institute for Policy Studies, califica los 100 primeros días de Trump como días de caos, una bola de demolición y un festival de venganza
contra quienes cree sus enemigos en los ámbitos nacionales y planetarios, incluyendo en su rabia a los aliados más cercanos de EU, como Canadá y los países de la OTAN. “Cualquiera que le haya atacado en el pasado –y que posteriormente no haya rendido pleitesía a su supuesta brillantez– ha sido blanco no sólo de su ira, también de las agencias gubernamentales secuestradas por sus compinches.” Se ha lanzado contra los tratados multilaterales, ha sacado a EU de instituciones internacionales, desde el Consejo de Derechos Humanos de la ONU hasta la OMS.
En sus primeros 100 días Trump ha ido a la supercarga
, según Mark Townsend en The Guardian (https://tinyurl.com/4rkuc7y6) “empujando al mundo a una nueva era de autoritarismo definida por la impunidad y un poder corporativo sin freno… menoscabando décadas de progreso y envalentonando a líderes autoritarios… en una caída libre de los derechos humanos y creciente inacción en torno al cambio climático, violenta represión contra el disenso y creciente reacción contra migrantes, refugiados, mujeres y niñas, y personas LGBT+ que se pueden rastrear al llamado efecto Trump”, citando reporte de Amnistía Internacional.
El camino al autoritarismo y la disfuncionalidad de la política parece estar bien trazado, con un Congreso en EU dominado por cobardes políticos republicanos que no sólo flaquean por mantener sus posiciones, sino porque se dan cuenta de que su agenda ideológica conservadora ya no es factible si no fuera por el efecto Trump.
El poder político de Trump está supeditado a los intereses del gran capital, de Wall Street, de Silicon Valley, gigantes petroleras, automovilísticas y otras. Si Trump le rinde pleitesía a alguien es sólo a los multimillonarios ( billionaires) a quienes sirve. La organización de periodismo More Perfect Union publicó en X: “Tras retirar muchos de sus aranceles, Trump recibió a Charles Schwab y a otros (multimillonarios) en la Casa Blanca. Señaló que sus invitados habían ganado fortunas en la bolsa apenas una hora después de su anuncio. ‘Hoy han ganado 2 mil 500 millones y aquel 900 millones. No está mal’” (https://tinyurl.com/3s86z3kj). Ese es el único sistema de valores que entiende Trump; ¡es el dinero, estúpido! Todo es el dinero.
John Bellamy Foster, editor de la revista socialista Monthly Review, escribe en su ensayo “The US Ruling Class and the Trump Regime (https://tinyurl.com/58dr5a5f)” cómo en el segundo periodo de Trump, con 13 multimillonarios en su gabinete presidencial, “todo el largo debate acerca de la clase dominante ( ruling class) y el Estado necesita ser rexaminado”, y cómo “la ideología reinante… se está desmoronando ante la crisis estructural del capitalismo estadunidense y mundial, y el declive del propio Estado liberal-democrático, lo que está provocando profundas escisiones en la clase dominante y una nueva dominación derechista y abiertamente capitalista del Estado (siendo Trump) un mero agente de la transformación político-económica en el dominio de la clase dominante que tiene lugar detrás del velo de un movimiento de base nacional-populista”.
Para servir a las oligarquías en sus primeros 100 días, Trump ha lanzado un asalto antiecologista sin precedente; de acuerdo con un artículo en The Guardian, sustentado en investigaciones de las universidades de Columbia y Harvard, ha arrojado un blitzkrieg (un bombardeo fulminante) de 145 acciones para deshacer regulaciones en favor del aire limpio, el agua, bosques, océanos, la fauna y un clima habitable (https://tinyurl.com/5n64mmje). Asimismo, las reformas fiscales de la primera presidencia de Trump han dejado enormes ganancias a altos ejecutivos de empresas que ya se lamen los bigotes ante ganancias aún mayores que les promete la nueva legislación fiscal que el Congreso de EU elabora.
Un informe del Institute for Policy Studies (y otros) explica cómo el sistema fiscal estadunidense ha incrementado las enormes fortunas, por ejemplo, del fundador de Amazon, Jeff Bezos, y de su consejero delegado, Andrew Jassy, dejando atrás a clases trabajadoras y pequeñas empresas. De acuerdo con Sarah Anderson, autora principal del reporte (https://tinyurl.com/35p3x7dp) es un ejemplo perfecto de un sistema amañado que no sólo enriquece aún más a los ricos, sino que lo hace a expensas de las inversiones públicas necesarias para la prosperidad económica nacional, en el futuro. En lugar de regalos fiscales para presidentes de empresas y otros adinerados estadunidenses, necesitamos una reforma fiscal que ayude a las familias y a las pequeñas empresas, y que desincentive los sueldos desorbitados de los ejecutivos y la concentración extrema de riqueza
.
El reporte del IPS recomienda un código y una agenda fiscal justa que favorezca a los trabajadores y a las pequeñas empresas. Se suma al esfuerzo de millones de estadunidenses de recobrar el respeto al estado de derecho y su democracia.
*Institute for Policy Studies ( www.ips-dc.org )
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