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A Donald Trump le gustan, pero Elon Musk asegura que “los coches de gasolina con cambio manual serán como montar a caballo”


No es necesario dominar la exploración espacial ni concebir implantes cerebrales para prever que el transporte del futuro será eléctrico. Pero resulta impactante escuchar a Elon Musk, hoy la voz más influyente en tecnología, exponer con tanta nitidez su perspectiva sobre la conducción venidera.

En un tuit en X, la plataforma que él mismo dirige, Musk asevera que “el 99 % de los coches serán eléctricos y autónomos en el futuro”. Aunque sus plazos suelen pecar de ambiciosos, nadie puede cuestionar su capacidad para adelantarse a las tendencias que marcarán la próxima década.

Coches eléctricos que se conducen solos, la previsión de Elon Musk para el futuro.

Cuando Elon Musk todavía pensaba en Tesla

El gran beneficiado de esta transformación es, sin duda, Tesla. Con su posición como primer fabricante mundial de vehículos eléctricos y uno de los mayores repositorios de datos para perfeccionar el Autopilot, la compañía de Musk está impulsando un cambio de época en la forma de movernos.

Imaginar un parque automovilístico dominado por coches eléctricos sin conductor implica repensar completamente nuestros desplazamientos diarios. En palabras de Musk, “conducir un coche de gasolina con cambio manual será tan arcaico como montar a caballo usando un teléfono plegable”. Un retrato que, aunque exagerado, refleja la velocidad a la que avanza la innovación: hoy ya casi nadie opta por lo tradicional.

Este comentario surgió en respuesta a un estudio global realizado entre 23.000 propietarios de vehículos eléctricos de 18 países, que reveló que menos del 1% vuelve a elegir un coche de combustión tras probar un eléctrico. El principal motivo es el ahorro operativo: recargar en casa puede hacer que moverse en un eléctrico resulte entre cuatro y cinco veces más económico que en un turismo convencional.

Más allá de la reducción de costes, la popularidad de los coches eléctricos crece gracias a incentivos fiscales, mejoras en la red de carga y la conciencia medioambiental. El resultado es una adopción imparable que, según Musk, terminará por dejar al motor de combustión como una curiosidad histórica. Para muchos, ese futuro ya está en marcha.





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