No será extraordinariamente popular, pero al menos Ping Pong: the Animation sí tiene muy buena reputación entre quienes le dan una oportunidad. Se trata de un anime sobre ping pong —quién lo diría, ¿verdad?— basado en un manga homónimo de 1996, aunque como suele ocurrir en estos casos, la historia va mucho más allá de lo que concierne al partido.
Descubrí Ping Pong: the Animation hace poco a través de unas recomendaciones de YouTube, y su estilo artístico me llamó mucho la atención. Conforme investigaba más acerca de su recepción entre el público, su desarrollo y los mensajes que transmite terminé pensando, “es una cosa única de verdad y merece, como mínimo, ser más conocido”.
Mother’s Basement, un canal dedicado a la curación del anime, hablaba de Ping Pong: the Animation como “un retrato cautivador de algunas verdades realmente feas de la vida” incluyéndolo en su lista de las diez mejores obras de la historia del medio. En Crunchyroll, tiene una nota media de 4,8/5 por parte de la comunidad.
La animación e historia únicas de Ping Pong
Si te preguntas qué lo hace tan especial, te diré que su encanto radica en que es raro. Tiene una manera poco ortodoxa de presentar la acción, y esta a su vez sirve a un propósito final bastante distinto al de otras muchas producciones del mismo estilo. Esto no es explosivo ni catártico como pudiera ser Slam Dunk, por ejemplo.
Ping Pong: the Animation es una historia corta (quizá demasiado) sobre dos estudiantes de instituto que son amigos de la infancia compartiendo una pasión por ese mismo deporte, aunque con personalidades radicalmente distintas. Yutaka Hoshino, apodado Peco, es extrovertido y confiado; mientras que su compañero Makoto Tsukimoto, o Smile, tiene un talento natural para esto, pero su carácter reservado le impide decidirse a ganar.


Sin ánimos de destriparte mucho más de la trama, te diré al menos que esto va de enseñarte que la vida no siempre es justa; que la pasión o el esfuerzo no siempre se ven recompensados. Y habla de esto con un arte fluido que no trata de ser realista ni comedido, y también haciendo un uso magistral de una técnica de animación llamada “pantalla partida” o split screen (como la de los videojuegos, sí) en la que puedes ver al mismo tiempo la reacción de múltiples individuos en planos súper cercanos de sus ojos o boca.
El estudio responsable, Science Saru, fue fundado en 2013; y Ping Pong llegó apenas un año después confiriéndole al director Masaaki Yuasa (que también es cofundador) un enorme voto de confianza al haber hecho esto realidad usando el programa Flash de Adobe, que por aquel entonces se consideraba un software terrible en el campo de la animación 2D.
Desde entonces, el equipo nipón se anotó un buen puñado de éxitos más, incluyendo el reverenciado Devilman: Crybaby de Netflix (2018), un anime que deberías ver obligatoriamente llamado Keep Your Hands Off Eizouken! (2020) en Crunchyroll y otro que intuyo que te puede sonar, Dandadan (2024). Su próximo proyecto llega el año que viene, y es la nueva adaptación de Ghost in the Shell.
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