Un beso a un pequeño oso de peluche, que simboliza la inocencia perdida, y una petición de perdón. Simple y conmovedor, así es el momento final de la serie británica Adolescencia, la cual lidera las listas de popularidad en Netflix.
La serie narra los momentos posteriores al crimen perpetrado por Jamie, un niño de 11 años de edad, en contra de una compañera de la escuela, a quien apuñala hasta la muerte. Esto acaba no solo con la vida de su víctima, sino con la de su familia.
“Lo hicimos y fue grandioso. Siento como si algo de Jamie se hubiese quedado en su osito. Es la única cosa que Eddie tiene de su hijo que puede tocar, que es maleable, que Jamie abrazaba y estaba con él.
“Cada miembro de los Miller está tratando de abrazar al otro y, al mismo tiempo, se están separando entre ellos. Realmente encoge el corazón ver cómo esta familia se está desmoronando”, detalla Philip Barantini, director de la serie.
Un cuestionamiento a la masculinidad
Los creadores de Adolescencia lo tenían claro: no querían realizar un drama criminal en el sentido clásico de la palabra, sino darle la vuelta haciendo que los espectadores no se preguntaran quién lo hizo, sino por qué.
“Hacer un drama que es más un ‘por qué lo hizo’ que un ‘quién lo hizo’, puede hacer que la gente se haga distintas preguntas, tales como ‘¿qué sucede con nuestros adolescentes?’ Phil, Stephen y yo nos cuestionamos sobre la masculinidad, pensando en nosotros mismos como hombres, el tipo de padres, compañeros y amigos que somos, y preguntándonos con cierta intensidad sobre cómo somos como personas”, explica el guionista Jack Thorne.
La esencia de la serie, disponible en el catálogo de Netflix, es circular, pues sus creadores querían que el sitio donde el pequeño Jamie comenzó su aleccionamiento también fuera el de la ruptura final de su familia.
“Sabíamos que queríamos terminar en ese cuarto. Queríamos que la jornada terminara donde empezó, porque es donde la persona en la que Jamie se convirtió fue creada”, añade el guionista y actor Stephen Graham.
Deja una respuesta