Advertisement

Científicos logran un hito que se soñó hace 65 años


Cuando el físico Richard Feynman propuso en 1959 construir un motor que cupiera en la cabeza de un alfiler, pocos imaginaron que, más de seis décadas después, alguien retomaría el reto. Hoy, un equipo de Chromonova Engineering lo ha hecho realidad: un motor microscópico que apenas se percibe al ojo humano y que, tras varios intentos fallidos, logró funcionar. La historia detrás de este proyecto es tan precisa como fascinante.

Una idea del pasado que vuelve a girar

El motor invisible: científicos logran un hito que Feynman soñó hace 65 años
© Youtube | Chronova Engineering.

En 1960, William McLellan construyó un motor de medio milímetro, aceptando el desafío que Richard Feynman había planteado apenas un año antes. Con herramientas tan rudimentarias como un palillo de dientes y un torno de relojero, su trabajo fue una proeza pionera de la ingeniería a microescala.

Décadas más tarde, un grupo de científicos de Chromonova Engineering decidió retomar ese espíritu y llevarlo aún más lejos. Según detallaron en un vídeo de YouTube, su motor es del tamaño de un grano de arena y está compuesto por un rotor, cuatro electroimanes, una base y un circuito de control. Todo ello, ensamblado bajo el lente de un microscopio.

El equipo reconoció que la dificultad del proceso fue extrema: cualquier mínimo movimiento podía arruinar horas de trabajo. “Tuve que contener la respiración durante la operación, pero solo podía hacerlo durante 40 segundos”, explicó uno de los ingenieros. Aun así, persistieron.

Un motor que gira… y emociona

El motor invisible: científicos logran un hito que Feynman soñó hace 65 años
© Youtube | Chronova Engineering.

Tras múltiples pruebas, fallos y piezas minúsculas que salieron disparadas durante el ensamblaje, el motor finalmente logró girar gracias a la activación de los electroimanes. Aunque el momento no fue exactamente de película, los ingenieros reconocen que superó sus expectativas. “Pensé que ni siquiera funcionaría”, confesó uno de ellos.

El motor creado tiene un volumen de tan solo 0,4 milésimas de milímetro cúbico y un grosor similar al de un cabello humano. Su fragilidad lo hace casi intangible, pero su éxito representa mucho más que una hazaña técnica: es la reivindicación de un reto lanzado hace 65 años y la demostración de que la precisión, la paciencia y la inspiración científica pueden mover incluso lo invisible.

Ahora, Chromonova Engineering ya trabaja en una segunda versión más robusta, con la mirada puesta en completar, por fin, el desafío de Feynman con todas sus letras.

Fuente: El Debate.



Source link

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *