¿Cuántos franceses se necesitan para crear un Juego del Año? Aparentemente unos 30, ya que de ese tamaño es el equipo de Sandfall Interactive, estudio que desarrolló Clair Obscur: Expedition 33, un JRPG con elementos de acción en tiempo real, hermosa música, una gran dirección de arte y una historia como pocas. Un juego que en los primeros días desde su lanzamiento vendió medio millón de copias y tiene la calificación más alta del año en Metacritic, por encima de Monster Hunter Wilds y Assassin’s Creed Shadows y sus presupuestos millonarios.
Retomando mecánicas clásicas como el overworld de los viejos Final Fantasy, combinadas con elementos de cadencia en el combate como en Super Mario RPG y modernizándolas a la precisión de un Elden Ring y la calidad gráfica que ofrece Unreal Engine 5, el juego creado por Guillaume Broche logra ser un JRPG muy dinámico y atractivo.
Empezando por la dirección de arte y el diseño, Expedition 33 atrapa al jugador desde el primer minuto con el arte de Nicholas Maxson-Francombe inspirado en la Belle Époque de Francia y la increíble composición musical de Lorien Testard, que complementa perfectamente el goce visual con hermosas melodías. Por si fuera poco, a esto lo acompaña una historia que en la primera media hora ya podría tener a algunos jugadores con los pañuelos al lado para secar la lagrimita que se escape.

La premisa pareciera simple: cada año por los últimos 67 años, la Pintora despierta para pintar un número nuevo, siempre decreciendo hacia el cero, y la gente que es mayor de edad que ese número, desaparece. Esto sucede en una pequeña ciudad aislada que se llama Lumiére, de donde cada año sale una expedición a explorar este mundo fracturado en busca de respuestas para tratar de detener ese macabro suceso. Eso es prácticamente todo lo que el juego le explica a sus jugadores antes de soltarlos en este increíble mundo para que vayan juntando todas las piezas de una elaborada y compleja historia que tiene sus muy buenos giros.
Personajes con gran profundidad contextual y emocional

Este es el turno de la Expedición 33, como el nombre lo indica, conformada por Gustave, Maelle, Lune y Sciel, ellos irán perdiendo compañeros y agregando nuevos a lo largo de su aventura; además con tremendos actores de doblaje detrás, entre los que están Jennifer English, Ben Starr y Andy Serkis. Todos estos personajes tienen una tremenda profundidad contextual y emocional, hace mucho que no me provocaba tanta empatía un grupo de personajes de un videojuego.
El combate es por turnos como buen JRPG, pero con el agregado de las mecánicas en tiempo real para atacar más fuerte y defenderse, todo depende del ritmo y la precisión, cosas que cambian con cada ataque de cada enemigo. Cada personaje tiene su propio estilo de arma y habilidades, mismas que son potenciadas por las pictos y luminas, unos artefactos que los jugadores podrán coleccionar y equipar para tener diferentes efectos en los combates.
Es un juego bastante lineal en sus diferentes escenarios, con un poco de exploración, totalmente opcional, tanto en el mundo como en los niveles. Aunque hay algunos enemigos opcionales que si bien presentan un buen reto, también otorgan muy buenas recompensas. En sí el combate se siente muy bien balanceado, por momentos difícil, pero con buen timing, no hay jefe que se escape.

Quizás lo peor de este juego sean detalles como que a veces el personaje se atora demasiado con objetos que hay en el piso a la hora de caminar y sobre todo, la falta de viaje rápido entre niveles para los que nos clavamos mucho a la hora de explorar y conseguir hasta el último atuendo o picto del juego.

Clair Obscur: Expedition 33 es una clara muestra de que no se necesitan cientos de millones de dólares para hacer un buen juego. Es una muestra de amor a los videojuegos y a los jugadores, con mecánicas nostálgicas para los veteranos y otras modernas para los más jóvenes, pero todo en general con una gran atención al detalle que conforman un juegazo, que brilla por su historia y unos apartados gráfico y auditivo que son una obra de arte por sí mismos.

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