
Don Pettit, de 70 años, el astronauta activo de mayor edad de la NASA, atravesó un difícil regreso a la Tierra el pasado 19 de abril tras completar su misión de siete meses en la Estación Espacial Internacional (EEI). Su retorno, a bordo de una nave espacial rusa Soyuz, tuvo lugar en Kazajistán, coincidiendo con su cumpleaños número 70, el 20 de abril.
Las primeras imágenes del aterrizaje mostraron a Pettit visiblemente demacrado, lo que desató preocupaciones entre los espectadores, pero el propio astronauta aclaró que esta apariencia estaba relacionada con el malestar físico temporal que sufrió en ese momento, tal y como reportó el medio especializado Space.
Pettit explicó que se sentía extremadamente enfermo tras la exposición repentina a la gravedad terrestre. En una conferencia de prensa celebrada en el Centro Espacial Johnson de la NASA, el 28 de abril, el astronauta relató: “No me veía muy bien porque no me sentía muy bien. Estaba a punto de vaciar mi estómago en las estepas de Kazajistán”.

Las cámaras que transmitían el aterrizaje decidieron darle privacidad en ese momento, un gesto que fue interpretado como una medida para protegerlo mientras lidiaba con los efectos de la gravedad después de una larga estancia en el espacio.
Pettit explicó que, aunque la situación generó inquietud en los seguidores del evento, no hubo encubrimiento de su estado de salud, sino simplemente un respeto por su bienestar personal.
“Son educados y no te ponen una cámara delante cuando estás haciendo eso. Hacen cortes para darte un poco de privacidad cuando no te sientes bien”, subrayó el astronauta.
El astronauta detalló que su cuerpo tiene una reacción más pronunciada que el de otros astronautas al volver a la gravedad terrestre. “Algunas personas pueden desembarcar de un transbordador espacial y estar listas para salir a comer pizza y bailar”, comentó.
“Para alguien como yo, regresar a la Tierra siempre ha sido un gran desafío. E incluso con una misión de 16 días en el transbordador, fue como estar fuera seis meses en la estación espacial”. Su fisiología, según explicó, lo hace más vulnerable a los efectos negativos del regreso, como los mareos, náuseas y una sensación general de agotamiento.

Aunque este tipo de malestar es común entre los astronautas tras un largo período en el espacio, Pettit se sintió aliviado al saber que, a pesar de su apariencia, su salud no representaba un riesgo grave. “Estoy bien ahora”, aseguró. “Sigo en proceso de rehabilitación, pero eso es normal. El proceso de recuperación tras regresar de una misión espacial dura aproximadamente un mes”. Este tiempo es necesario para que el cuerpo se readapte a las condiciones de la gravedad, un proceso que puede resultar más lento para los astronautas de mayor edad.
A pesar de los desafíos físicos, Pettit no se muestra desanimado. En sus declaraciones, dejó claro que su deseo de seguir explorando el espacio sigue intacto. “Ser explorador espacial parece ser mi destino en la vida, y estoy listo para hacerlo”, comentó.
Además, expresó su admiración por John Glenn, el célebre astronauta que realizó un vuelo espacial a los 76 años. “Sé que John Glenn voló a los 76 años, más o menos, y yo solo tengo 70, así que me quedan algunos años buenos. Me imagino realizando uno o dos vuelos más antes de estar listo para colgar las toberas de mis cohetes”, dijo con optimismo.
Pettit, conocido no solo por su experiencia como astronauta, sino también por las impresionantes fotografías que ha capturado desde el espacio, está listo para continuar su labor en la exploración espacial, siempre y cuando la NASA lo considere apto para futuras misiones.
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