Hubo un tiempo en que el agua potable llegaba a la Ciudad de México mediante acueductos de piedra que transportaban el líquido directamente desde los manantiales donde brotaba. Conforme la ciudad creció, la mayoría de estas obras hidráulicas, algunas construidas durante las primeras décadas de la época novohispana, fueron demolidas.
De esos acueductos que ayudaban a calmar la sed de una urbe que no paraba de expandirse aún se conservan algunos vestigios. Por ejemplo, la fuente de Chapultepec que actualmente se encuentra en uno de los accesos al Metro, formó parte del acueducto del mismo nombre cuya construcción concluyó en 1582 y del cual solo se conservan algunos de sus arcos como recuerdo, sobre la avenida Chapultepec.
El acueducto transportaba agua desde los manantiales del Cerro de Chapultepec hasta la zona del mercado de San Juan. En 1779, en el cruce de la actual avenida Chapultepec y el Eje Central, en los límites del Centro Histórico, se construyó una fuente de cantera en estilo barroco, obra del arquitecto Ignacio Castera, el mismo que diseñó el templo y convento de Capuchinas, en la Villa de Guadalupe. Con el tiempo, la construcción recibió el nombre de fuente del Salto del Agua.
Hoy día, al circular por el Eje Central, es posible apreciar el diseño de Ignacio Castera desafiando al tiempo y a la urbanización, sin embargo, pocos saben que se trata de una réplica. La fuente original se encuentran en el Museo Nacional del Virreinato, en el Estado de México.
¿Por qué la fuente del Salto del Agua está en el Estado de México?
Ignacio Castera puso empeño en crear una fuente que incorporara elementos españoles e indígenas en estilo barroco, que para entonces comenzaba a pasar de moda en favor del Neoclásico. La fachada oriental está adornada con esculturas por donde salía el agua, así como dos columnas salomónicas en la parte central, así como un escudo de armas de la ciudad tallado en piedra.
La fuente del Salto del Agua marcaba el final de los 904 arcos del acueducto que venía de Chapultepec; a esta parte de la avenida se le conoce como Arcos de Belén, por su cercanía con el Templo de Belén, construido en 1626 por la orden de la Merced. Las ruinas de los arcos del acueducto aún se pueden apreciar en el cruce de Chapultepec y Florencia.
Hacia la década de 1940, la fuente colonial se encontraba bastante deteriorada; la contaminación y la lluvia habían erosionado la cantera y muchos de sus detalles se habían perdido. Fue por esta razón que en 1945, las autoridades tomaron la decisión de trasladar este monumento histórico al antiguo colegio de San Francisco Javier, al Museo Nacional del Virreinato, en el municipio de Tepotzotlán, Estado de México, para evitar que siguiera deteriorándose; 3 años después, en el lugar que solía ocupar, fue colocada una réplica del arquitecto Guillermo Ruíz.

Un museo que alberga la historia del México virreinal
El Museo Nacional del Virreinato fue inaugurado en 1964, por mandato del presidente Adolfo López Mateos, en el antiguo colegio de San Francisco Javier, en Tepotzotlán, Estado de México.
Este recinto resguarda una de las colecciones más importantes de la historia del México virreinal, plasmada en una gran variedad de piezas que incluyen pintura, escultura y artes aplicadas como la platería, la cerámica, la porcelana, el vidrio, la herrería, las lacas, los textiles, la plumaria, entre otras.
Si quieres conocer a fuente original del Salto del Agua, puedes visitar el Museo Nacional del Virreinato, ubicado en Plaza Hidalgo, número 99, Barrio San Martín Tepotzotlán, Estado de México, de martes a domingo en un horario de 9:00 a 16:45 horas.
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