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Entre Badajoz y el mar hay dos horas y media de coche. Nada de eso impidió que lo confundieran con la mítica Atlantis


La hemos buscado en las Islas Canarias, en la Antártida, en Malta y hasta en Irlanda, pero de todos los sitios en los que uno se detendría a estudiar si hay alguna relación con la mítica Atlantis, probablemente Badajoz no estaría entre ellos. Los 250 kilómetros que hay entre la zona de Extremadura y la costa más cercana hacen que, como mínimo, la voltereta capaz de relacionar un concepto con otro sea considerable. Y sin embargo, tiene cierto sentido.

La base sobre la que se apoya la teoría está en el santuario de Cancho Roano, un palacio de entre el siglo VI y el siglo IV a.C. situado cerca de Zalamea de la Serena, en la provincia de Badajoz. Y los Tartessos, los constructores del palacio considerados como la primera civilización de Occidente, el hilo que consigue atarlo todo. Hay pistas suficientes para creer que son los supervivientes del hundimiento de la Atlántida.

La Atlántida más allá del cine

Para acercarnos al origen del mito de la Atlántida mientras nos alejamos de la ciencia ficción Disney de Atlantis toca ir, sí o sí, hasta la historia transmitida por Platón alrededor del año 360 a.C. El filósofo griego replicaba entonces lo contado por sacerdotes egipcios al relatar la historia de la Atlántida, una isla inmensa más allá de las Columnas de Hércules cuya capital formada a base de círculos concéntricos estaba rodeada de fosos de agua con lujosos puentes, grandes murallas y majestuosos templos a Poseidón.

Su riqueza, elevada de la mano de metales preciosos y abundantes bosques con una tierra extraordinariamente fértil, les había convertido en reyes absolutos entre los pueblos de África y Europa. Contaba Platón que, pese a su inmenso poder, al intentar plantar cara a Grecia y Egipto fueron castigados por los dioses y, de la mano de desastres naturales, los terremotos y las inundaciones hicieron que la Atlántida desapareciera en un día y una noche.

Atlantida
Atlantida

Nadie más escribió sobre Atlantis en la antigüedad y, como mucho, se podrían establecer ciertos paralelismos entre lo escrito por Platón y lo que los textos bíblicos recogieron con la ciudad de Tarshish, otro emplazamiento clave de la antigüedad relacionado con el diluvio universal. A partir de aquí el mundo de la arqueología unir los puntos.

Las Columnas de Hércules son una referencia al estrecho de Gibraltar, la ciudad de Tarshish sería la cuna de los Tartessos en el sur de la península ibérica, y el lugar que actualmente ocupa el Parque Nacional de Doñana sería parte de lo que en su día fue la Atlántida. Tras observar unas fotografías aéreas de la marisma, un físico alemán reconoció unas formas que coincidían con “tres círculos concéntricos, con entrada y salida”.

En busca de la Atlántida en Badajoz

Análisis posteriores reconocieron posibles anomalías bajo las capas de lodo en forma de lo que podrían ser canales y grandes estructuras, lo que sumado a catástrofes históricas en la zona, como el maremoto de Lisboa de 1755, invitan a ver la posibilidad con cierto optimismo. No hay pruebas concluyentes que apoyen la teoría, pero sí suficientes indicios para, como mínimo, querer seguir investigando.

Puede que, tal y como relataba Platón, una mezcla de terremotos y tsunamis devastasen la zona y, frente al miedo a verse envueltos en un desastre similar, los atlantes supervivientes se adentrasen tierra adentro dando lugar a la civilización de Tartessos. Tal y como recoge el arqueólogo estadounidense Richard Freund, de la Universidad de Hartford, las ciudades monumento que vemos en yacimientos como el de Cancho Roano serían una forma de conservar la memoria de su patria perdida.

Cancho Roano
Cancho Roano

Convertido en escenario clave para la hipótesis, el yacimiento es uno de los mejor conservados de los Tartessos y se desconoce exactamente para qué fue erigido. Sí sabemos que estaba rodeado por un foso de agua, que se han encontrado ciertos símbolos por la zona que recuerdan a esos citados círculos concéntricos, y que por alguna extraña razón el lugar fue incendiado y sepultado en una suerte de ritual en el que la civilización dejó joyas y restos de forma deliberada.

Mientras la hipótesis de Freund apunta a una forma de recordar lo que perdieron con el desastre de Atlantis, los expertos siguen aferrados a una realidad en la que historias extraordinarias deben agarrarse a pruebas extraordinarias para no caerse como un castillo de naipes. Hasta que se demuestre lo contrario, la Atlántida seguirá siendo una simple leyenda y una muestra de cómo Platón abrazó el mito de una civilización que terminó sucumbiendo a su ambición.

Imagen | Diego Delso, Ángel M. Felicísimo 

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