Es uno de los autos más queridos en México. El Jetta de Volkswagen ha estado presente en millones de hogares desde hace décadas. Lo manejan estudiantes, lo usan taxistas y también es el primer coche de muchas familias. Pero hay algo que pocos saben. El nombre Jetta no fue un simple capricho. Tiene un origen específico y está relacionado con el cielo, con el viento, y con la forma en la que Volkswagen pensaba sus autos hace casi 50 años.
La historia comienza en Alemania, a finales de los años setenta. Volkswagen había tenido éxito con el Golf, pero buscaba un sedán que combinara practicidad con un estilo más serio. En 1979 nació el Jetta. Aunque en esencia era un Golf con cajuela, el nombre fue totalmente nuevo. ¿Por qué no lo llamaron Golf sedán? Porque la marca tenía un patrón muy claro en esos años: nombrar sus autos compactos con nombres de vientos. Scirocco, Bora, Passat. Todos hacen referencia a corrientes de aire. Jetta también.
Jetta viene de “Jet stream”, una corriente de aire muy rápida que circula en la atmósfera superior. En español se le llama corriente en chorro. No es un viento común. Es una fuerza invisible que viaja a altísima velocidad y que influye incluso en cómo vuelan los aviones. Volkswagen tomó esa referencia para dar nombre a un auto que buscaba ser ágil, elegante y eficiente. No era un coche de lujo, pero sí un vehículo con aspiraciones de moverse como el viento. Su nombre no era una simple etiqueta. Era una declaración de intenciones.
A México llegó en 1981, ensamblado en fábrica de Volkswagen Puebla. Rápidamente conquistó al mercado. Su combinación entre espacio, manejo y precio lo convirtió en uno de los modelos más exitosos del país, incluso hoy en día, con más de 5,000 vehículos vendidos en lo que va de 2025 según cifras de AMDA. Durante años fue el coche favorito de muchas generaciones. Y aunque ha cambiado de nombre en otras regiones (en Europa se le conoció como Vento, en Estados Unidos como Bora) en México siempre fue y será Jetta. Eso no es casualidad, aquí el nombre pesa, tiene historia.


Atlantic, Jetta A4 y la nueva generación del auto.
Lo curioso es que mientras millones de personas lo compraban, pocos sabían el origen de su nombre. Algunos pensaban que era un invento sin sentido. Otros creían que era una palabra alemana sin traducción. Pero no. Jetta es viento. Es velocidad. Es movimiento. Y en México se convirtió en algo más: identidad, tradición y hasta cultura popular con anuncios icónicos bajo el lema: Todo el mundo tiene un Jetta. Al menos, en la cabeza.
No es raro ver un Jetta cruzando el país con una familia entera a bordo. O verlo convertido en taxi con más de 500 mil kilómetros en el odómetro y aún funcionando. Es uno de los pocos autos que pueden presumir longevidad, cariño y respeto. Y todo comenzó con un nombre inspirado en el cielo. Un nombre que no fue puesto al azar, sino con la intención de marcar una diferencia. Hoy, aunque el mercado ha cambiado, el Jetta sigue vivo. Y ahora, cuando lo veas pasar, tal vez lo mires diferente.


Jetta A5.
A lo largo de su historia, el Jetta también ha tenido versiones memorables que marcaron época. Uno de los más icónicos es el Jetta GLI, lanzado originalmente en 1984, que ofrecía una experiencia deportiva sin renunciar al confort. Fue la respuesta de Volkswagen para quienes buscaban algo más que un sedán familiar. Más adelante llegó el Jetta A4, considerado por muchos como el más querido por su diseño elegante, interiores refinados y un motor turbo que marcó tendencia.
También existió el Jetta Clásico, una variante que se mantuvo en producción durante más de una década en México por su enorme popularidad, incluso cuando en otras partes del mundo ya se vendía una nueva generación. Más recientemente, el GLI volvió con fuerza, con un motor 2.0 TSI y un enfoque más propio para manejo dinámico, lo que refuerza la idea de que el Jetta puede ser algo más que un auto práctico: también puede emocionar.
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