La encuesta levantada por Enkoll en la que 63 por ciento de los mexiquenses aprueban que los corridos tumbados con letra violenta se regulen en espacios públicos ha traído una exhibición impúdica de los argumentos de la derecha. Nos repiten: el narco no se acaba con prohibir las canciones –cosa que nadie ha propuesto, y la Presidenta Sheinbaum se refirió a esa idea como “absurda”– y que “la música es un reflejo de la situación de violencia en el país”. Ni los manuales de que “la estructura determina a la superestructura” eran tan simplones. Ante esta pobreza intelectual habría que aclarar algunos detalles: se trata de las letras que enaltecen al perpetrador de la violencia que alardea de vivir la buena vida que consiste en bienes materiales; dentro de estas posesiones están las mujeres; y se invisibiliza a las víctimas de los tráficos ilegales: desaparecidos, reclutados a la fuerza, asesinados, familiares desesperados. Nadie está hablando de las letras de amor y despecho, que también usan al género musical “tumbado” como vehículo de expresión. De hecho, se está promoviendo un concurso nacional para incentivar esos y otros temas posibles.
Source link
Deja una respuesta