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Investigadores alemanes desarrollan nuevo chip de IA, inspirado en el cerebro humano, que consume hasta 100 veces menos energía gracias a su arquitectura neuromórfica


Memoria y procesamiento integrados: El chip combina ambas funciones, lo que permite procesar datos en tiempo real sin necesidad de conectividad a la nube.

  • Chip AI Pro sin necesidad de nube ni internet.
  • Arquitectura neuromórfica: imita el cerebro humano.
  • Hasta 10 veces más eficiente energéticamente.
  • Procesa datos en el dispositivo: mayor seguridad y menor huella de carbono.
  • Ideal para aplicaciones personalizadas (drones, wearables).
  • Prototipo desarrollado en Múnich, fabricado en Dresde.
  • Tecnología con gran potencial para un mundo más sostenible.

Un chip de IA ciberseguro y ultraeficiente que no necesita la nube

Un equipo de investigación de la Universidad Técnica de Múnich (TUM), liderado por el profesor Hussam Amrouch, ha desarrollado un chip de inteligencia artificial (IA) radicalmente distinto: el AI Pro, capaz de operar sin necesidad de conexión a internet ni servidores en la nube. Esto significa mayor privacidad, velocidad y seguridad, además de una eficiencia energética muy superior a los chips tradicionales.

El AI Pro se basa en una arquitectura neuromórfica, es decir, su diseño se inspira en la forma en que funciona el cerebro humano. A diferencia de los chips convencionales que requieren millones de datos para entrenarse, este chip aprende a partir de patrones y similitudes, como lo hace una persona.

Eficiencia energética récord

En pruebas de laboratorio, el AI Pro ha demostrado un consumo de energía hasta 100 veces menor en tareas de entrenamiento específicas. Para una tarea de prueba, solo utilizó 24 microjulios, mientras que otros chips necesitan entre 240 y 2.400 microjulios. Este rendimiento marca un récord en eficiencia energética en el campo de la inteligencia artificial.

Esta eficiencia se logra mediante una combinación de arquitectura avanzada, algoritmos optimizados y procesamiento local de datos, sin recurrir a centros de datos masivos que consumen grandes cantidades de energía.

Menor huella ecológica y mayor privacidad

Uno de los problemas más serios del modelo actual de IA es su elevada huella de carbono, debida al uso intensivo de servidores y redes. El AI Pro procesa la información directamente en el dispositivo, evitando el envío continuo de datos a la nube. Esto reduce emisiones, evita cuellos de botella y elimina riesgos de ciberseguridad.

Además, como el chip puede integrarse en tecnología portátil o sistemas autónomos, es ideal para situaciones donde la conectividad es limitada o se manejan datos sensibles, como mediciones biomédicas o sistemas de navegación de drones.

Aplicaciones personalizadas y sostenibles

Aunque el chip solo tiene una superficie de 1 milímetro cuadrado y un total de 10 millones de transistores —muy por debajo de los chips de 200 mil millones de transistores de NVIDIA—, está diseñado para ser específico y eficiente en tareas concretas. Esto contrasta con los chips multipropósito que requieren infraestructura adicional y mucha más energía.

Este enfoque personalizado y modular representa una revolución frente a la tendencia actual de plataformas centralizadas, ofreciendo una alternativa más flexible, local y ecológica.

Potencial de esta tecnología

El AI Pro encarna un avance estratégico hacia una tecnología digital más limpia y ética. Entre sus principales contribuciones a la sostenibilidad destacan:

  • Reducción drástica del consumo energético, lo que disminuye la presión sobre las redes eléctricas y las emisiones asociadas.
  • Menor necesidad de infraestructura en la nube, evitando la expansión de centros de datos altamente contaminantes.
  • Prolongación de la vida útil de los dispositivos electrónicos, al permitir un procesamiento más eficiente y reducir el calor generado.
  • Menor dependencia de materiales problemáticos como el amianto o tierras raras en grandes cantidades, gracias al diseño compacto y especializado.

Este tipo de tecnología tiene el potencial de transformar el ecosistema digital hacia un modelo más descentralizado, eficiente y respetuoso con el medio ambiente. Si se impulsa su desarrollo a gran escala, podría convertirse en una herramienta clave para lograr los objetivos de descarbonización global y avanzar hacia una transición ecológica digital real.

Vía AI chip – TUM



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