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La merienda de una estrella


Una estrella como el sol de nuestro sistema solar pasa por etapas de desarrollo y una de ellas es el llamado canibalismo espacial, resultando en asombrosas imágenes que fueron grabadas por instrumentos espaciales de avanzada tecnología. Aquí explicaremos los aspectos cruciales de este fenómeno astronómico.

Las primeras imágenes de una estrella no devoradora sino receptora de un planeta 

En 2020 durante el proyecto Zwicky Transient Facility localizado en California.se detectó un estallido de luz, un evento estelar que se denominó ZTF SLRN-2020 y que fue asumido al principio como la expansión de una estrella moribunda al convertirse en una gigante roja que luego devoraría a los planetas más próximos.

Sin embargo, luego se comprobó, tal como se reveló en un artículo posteriormente publicado, que no fue el súbito crecimiento de la estrella lo que engulló al planeta sino la reducción gradual de su órbita, la cual se produjo en el transcurso de millones de años, siendo esto revelado por imágenes captadas por el James Webb de la NASA.

A través del potente telescopio espacial se pudo estudiar varias suposiciones efectuadas al inicio acerca de la expansión de la estrella y para corroborar los hallazgos se emplearon como instrumentos el Mid-Infrared Instrument o MIRI, con sus siglas en inglés y el Near-Infrared Spectrograph o NIRSpec, aportando cada uno importantes evidencias.

No era la comilona astral que se creía sino una caída resbalosa en cámara lenta

La primera señal o evidencia fue detectada con el MIRI, observándose con este que el brillo de la estrella no era suficiente para inferir su evolución a gigante roja, significando esto que resultaba poco probable que el planeta fuera engullido por la expansión estelar sino que el cuerpo espacial se había movido gradualmente hacia la trayectoria de la estrella.

Las imágenes captadas muestran el impacto de la caída del planeta en la orbita estelar a través de la violeta desintegración del planeta manifestada junto con la expulsión superficial de gas por parte de la estrella, lo cual se produjo durante el descenso del planeta incrementado por la fricción generada por las atmósferas de ambos cuerpos siderales.

Las observaciones realizadas con los instrumentos espaciales durante un año mostraron además la formación de nubes de polvo frío producto de la expansión y enfriamiento de los gases superficiales de la estrella, mientras que un disco gasificado a alta temperatura próximo al planeta pudo ser captado a través del espectrógrafo NIRSpec.

Estas visualizaciones conllevan a la hipótesis del nacimiento de un disco de acreción semejante al que se produce durante la formación del planeta, solo que esta vez fue al contrario, pues no se formó sino que este cuerpo estelar se disolvió. Las fascinantes y raras escenas también ayudan a comprender la evolución de sistemas planetarios.

Imágenes que originan nuevas hipótesis para comprender la evolución de nuestro sistema solar

Para tener una idea de la importancia de estos hallazgos basta saber que el planeta que orbitaba cerca de la estrella en proceso de extinción tenía un tamaño similar al de Júpiter y puede compararse con la posición que ocupan actualmente nuestro sol y Mercurio, por lo que vale suponer que a este último cuerpo astral señalado le sucederá lo mismo.

Uno de los detalles más curiosos es destacado por la científica Colette Salyk, coautora del artículo, quien advierte sobre la aparición de algo inesperado posterior a la destrucción del planeta, como lo fue la visión un disco protoplanetario como producto del aglutinamiento de los  restos gaseosos.

La visión del proceso denominado ZTF SLRN-2020 significa un antes y un después en el estudio de fenómenos astronómicos correspondientes a la presencia de supernovas o muerte de un planeta dentro de un sistema, esperando los científicos toparse con otras imágenes reveladoras con ayuda de otros instrumentos de observación espacial de alta tecnología, tales como:

  • Observatorio Vera C. Rubin
  • Telescopio Espacial Nancy Grace Roman

En conclusión, la grabación por primera vez de las imágenes produjo una errada impresión de un canibalismo espacial pero luego resultó en una merienda porque la estrella no devoró al planeta próximo sino que el cuerpo astral cayó en la órbita estelar en la medida que esta fue expandiéndose en su proceso de conversión a supernova.



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