Volar al espacio exterior ha sido un sueño que ha tenido el hombre desde la primera vez que levantó su mirada para contemplar el firmamento. Es por ello que siempre ha estado intentando cumplirlo mediante el invento de muchos artilugios que van desde los diseños de Leonardo da Vinci hasta los modernos cohetes. En este último sentido, Europa tuvo un sueño espacial que solo duró 30 segundos. Veamos qué pasó.
Los vuelos interestelares: una competencia por el dominio del espacio exterior
La exploración interestelar consiste en misiones que se llevan a cabo gracias a naves especialmente diseñadas. Su historia se remonta a un pasado relativamente reciente y comienza la competencia en 1957 con el lanzamiento de Sputnik 1 que fue el primer satélite artificial que pertenecía a la extinta Unión Soviética. Luego vinieron las misiones tripuladas como el Apolo 11 de los Estados Unidos que llevaron al hombre a la Luna.
Sin embargo, las misiones ahora tienen un nuevo objetivo, que es la creación de estructuras como la Estación Espacial Internacional que se lanzó en 1998. Modernamente, se continúa con esa tendencia, al ser equipadas para transportar carga como satélites para ser puestos en órbita o para llevar material útil. Sin embargo, estas misiones también tienen el riesgo de fracasar.
Un sueño espacial europeo: solo duró 30 segundos
Europa se suma a Estados Unidos, Rusia (antigua Unión Soviética) y China para la conquista espacial. Para esto se preparó el lanzamiento del cohete Spectrum hecho por Isar Aerospace, una empresa alemana dedicada al diseño y puesta en órbita de naves de todo tipo. Dicho lanzamiento se realizó desde el Puerto Espacial de Andøya ubicado en la isla del mismo nombre que se encuentra en Noruega.
Este era un cohete de dos fases (que es similar al utilizado por China para su proyecto en el espacio) de 28 metros de altura, diseñado para llevar carga. El objeto de este vuelo era la recopilación de datos y validación del Sistema de Terminación de Vuelo (FTS por sus siglas en inglés). El lanzamiento tuvo lugar el 30 de marzo pasado. Sin embargo, el sueño espacial europeo solo duró unos 30 segundos.
Porque apenas despegó, empezó a salir humo por uno de sus laterales. Luego giró sobre sí mismo, perdiendo estabilidad, explotando y precipitándose al mar. Es decir, el vuelo solo duró medio minuto. Si bien no estaba contemplado que el cohete entrara en órbita, el fallo fue bastante prematuro y un fracaso de la iniciativa. A pesar de lo sucedido, Isar Aerospace no se siente decepcionada por el desenlace.
Por el contrario, dice que el ensayo cumplió con sus objetivos técnicos principales ya que los sistemas en el cohete, durante el corto tiempo que estuvo en vuelo, logró transmitir datos relevantes como el rendimiento de la configuración de la propulsión, la eficacia del FTS y la integridad estructural de la nave. Esta información la utilizará Isar Aerospace para mejorar sus prototipos futuros y el ajuste de sus modelos.
Lo aprendido con la explosión del Spectrum
Esta prueba que terminó en explosión, recuerda que en la carrera espacial hay muchos retos del tipo técnico y conceptuales los cuales deben ser superados por lo que Isar Aerospace estudiará los datos y causas del accidente para preparar un nuevo ensayo, ya que lo que se aprenda de este fallo podrá utilizarse para la construcción de sistemas que sean mucho más robustos y seguros.
En definitiva, Europa tenía un sueño espacial con esta nave que duro tan solo 30 segundos al explotar la misma y precipitarse al mar (aunque se dice que los cohetes están por desaparecer por este nuevo vehículo que los sustituirá). Este incidente, más que un fracaso, resultó en un aprendizaje ya que los datos enviados por los sistemas de la nave permitirán la preparación de un próximo vuelo que será exitoso.
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